Dos gusanos verdes se bajaron de una motocicleta a pedirme los documentos y como todo estaba en regla me pidieron cincuenta mil pesos para no arrestarme. Yo solo tenía veinte mil pesos para las croquetas del niño. A los gusanos verdes no les importó un culo y me agarraron a empujones, luego a puñetazos reventaron mi nariz y boca. Se fueron como héroes de la patria después de realizar una gran hazaña. Se sentían felices de llevar el uniforme verde con las insignias de la patria. Me levanté del piso y silbé fuerte para avisarle al niño que ya iba para la casa. Los gusanos verdes antes que yo silbara se fueron a toda velocidad. Al pasar por la cancha de fútbol un perro corrió tras de ellos y atacó al que iba manejando quien perdió el control de la moto y se fue a estrellar contra un poste del fluido eléctrico. El conductor murió en el acto pues se golpeó la cabeza. El otro sacó el arma de dotación para matar el perro pero este no le dio tiempo pues le clavo los colmillos en la mano y soltó el revolver. Antes que volviera a reaccionar le clavó los dientes varias veces en la yugular. Cuando llegaron otros gusanos verdes a auxiliarlos encontraron un gusano verde muerto y un charco de sangre que se iba poco a poco por el desagüe. Niño después de vengar todo lo que me hicieron se fue un tiempo de casa. Por las noches ladra fuerte para que yo lo escuche y sepa que está bien.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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