UN PLAN PERFECTO
Escribir una historia sobre el crimen organizado es difícil y peligroso, por lo que, nombraré a los protagonistas solo con sus apodos.
En secundaria tuve un amigo: “el borras”, actualmente de 20 años. Huérfano que fue recogido por su abuela paterna. Ella era esposa de un capo famoso que murió de muerte natural (un infarto), raro, en estos señores. Se volvió a casar con el contador del cártel, amigo de su fallecido conyugue.
Cuando mi amigo cumplió 18 años, el contador lo llevó a un pueblo tranquilo, norteño de buen clima, donde compró una casa cómoda pero modesta a nombre de su entenado. A éste lo llevo al banco de la comunidad, además con un notario y lo hizo firmar muchos papeles. Pasó el tiempo hasta que la abuela, de un cáncer de mamá, dejó solos al contador y a mi amigo. El contador de inmediato tomó como amante a su bella secretaria, aunque, esta jugaba a dos barajas, tenía de querido escondido al “pelos”, sicario de una banda contraria, infiltrado en los negocios del contador.
—Preciosa, ya mi jefe, el capo mayor, me permitió jubilarme y tengo una gran fortuna escondida y a nombre de mi entenado.
—¡De ninguna manera!, no viviremos con ese chamaco.
—No te preocupes, le daremos chicharrón antes. Lo hice firmar un testamento donde yo soy su heredero universal.
En los noticieros se hizo viral, la balacera en el despacho del contador, entregaron su alma al creador: el contador y su secretaria a manos del “pelos”, sicario que tenía la orden de despachar al lavador de dinero que perjudicaba a la banda contraria. A su vez “el pelos” fue abatido por el guardia de seguridad.
Cuando mi amigo investigó las cuentas del viudo de su abuela, se llevó la sorpresa de ser multimillonario.
—¿Y el plan perfecto? Se preguntarán ustedes.
Sencillo, era el que a la tonta de la secretaria le propuso “el pelos”. Éste nunca se imaginó que el guardián de mediana edad y obeso, además, del edificio, le diera en la madre.
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