Tengo la misma sed que el primer día,
esa pretensión de substancia infinita.
Y, sin tregua, el momento de nervios.
Nada ha mermado, salvo el tiempo y el agua.
El tiempo con su algo siempre indecente,
y el agua, clara y humilde que pasa
bañando los sueños que queremos soñar.
Texto agregado el 15-07-2020, y leído por 81
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