UN VIEJO FELIZ
Hola amigos:
Yo soy un simple médico general, pero con un consultorio próspero, en una colonia de clase media, uno de mis clientes es José, chofer de mi amigo don Evaristo, octogenario, viudo y riquísimo industrial. Claro, él se atiende con especialistas de altos vuelos en el “Sanatorio Las Américas”.
En el café, a todos los amigos de don Evaristo, incluyéndome a mí, nos tiene asombrados. Nos cuenta que, para satisfacer sus necesidades, todos los jueves en la tarde se la pasa en el conocido burdel de Mariquita, encerrado con Ivonne una bella pupila.
Pensé: “no cabe duda, que es un viejo feliz”.
— Ivonne, llegó tu cliente de los jueves —le dijo una compañera—, para ser tan viejo ¿debe ser muy potente?
—Para nada —fue la respuesta.
—Entonces, ¿Qué hacen?
—Jugar ajedrez.
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