Mis pies sangrantes avanzan desnudos por el fango,
sombras acechan y ríen con sus lanzas de fuego,
hombres grises de cabezas achatadas
con máscaras y bonetes,
mi vestido de luna quiere volar,
vampiros de sangre caliente,
los malditos duendes cuelgan de mí,
fastidiada por las gotas de un viento embriagador,
cantan los pájaros borrachos,
sus melodías desafinadas dicen te quiero,
dame cometas en la tempestad,
no puedo mas contemplar el cosmos encantador,
estrellas borroneadas del loco creador del universo,
la rama se hace agua en mis manos,
soy tragada por la arena movediza,
mis gritos son cuchillos afilados que rasgan la piel de la noche,
la cigarra con colmillos delante de mi abre las patas y emprende el vuelo para comerse una paloma,
paro mi oreja para sentir su queja, de tristeza,
me da la bienvenida bajo el cielo multicolor en un abrazo de oso,
los labios de las plantas mojados de ron
se abren para comerme y sonríen al ritmo del baile de sus hojas,
avanzo sobre las aguas agitadas del mar,
viendo los murciélagos que me miran mal,
rodean la luna altiva y prepotente,
que guiña su ojo burlona,
mis oídos retienen los chirriantes y espectrales sonidos,
cubro mis orejas frías con mis manos,
elevo una pierna y elongo, me inclino y giro mi cuello,
te dedico el signo del infinito con mis brazos,
fumo toda la niebla que no me deja ver,
gnomos fosforescentes me rodean,
en este Maelstrom que me lleva al inframundo. |