PECAR
“El que esté libre de pecado, que vaya a pecar… todavía es tiempo”
Querido sobrino:
Tu tío Periquín, o séase yo, el domingo pasado tu tía, o séase mi media naranja (o limón), me llevó a fuerza a la iglesia “del Carmen”. Por cierto, cuando nos casamos hace ya muchísimos años, ella era una modosita damisela, llena de encantos, pero, el tiempo es cruel, ahora, convertida cual sargento, mal encarada y mal pagada, de caballería. Así, quién se atreve a desobedecerla.
El sacerdote oficiante, por cierto, se me hizo conocido. Recordé haberlo visto en el elegante burdel “El burro alborotado” del que soy fiel cliente (1). Debe haber ido a algo de su ministerio. No seas mal pensado.
Dicho curita en su sermón nos habló de los 7 pecados capitales. Mientras los describía, yo, filosofaba sobre ellos:
Soberbia, quién diablos es soberbio con una esposa como tu tía, si acaso ella.
Ira, si yo me enojara, de un chingadazo, la dama que me acompaña en la vida, me lo quitaba.
Envidia, ahí sí cuando veo a una muchacha guapa envidio no tenerla. Me pongo a llorar por dentro.
Avaricia, tu tía se queda con mi pensión integra. Así ¿Cuál avaricia?
Lujuria, ¡Hay Dios!, el único pecado agradable, pero, que con mis inviernos ha muerto de fallecimiento natural.
Gula, es el único pecado que me queda, por eso tengo panza cervecera.
Pereza, ¡qué más quisiera yo! Mi esposa, Dios la condene y el diablo se la lleve, me trae en chinga.
Ahora que eres joven, ya que tu organismo te lo permite, peca con singular alegría y sin remordimientos. Así tendrás recuerdos agradables cuando la vejez te mande a la chingada.
1.- Por presumido te dije que voy “al burro alborotado”. La verdad, cuando he ido puras vergüenzas paso.
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