Desde mi texto anterior que han aparecido otros en que se explora un tema en común.
Podría haber aclarado algunas cosas antes, pero si puedo pasar de algunas cosas lo hago.
Al contrario de lo que pareciera (porque me extiendo bastante en los textos), no me es tan grato escribir (toma demasiado tiempo) y por eso lo hago cada vez menos. Pues para hacer entender algo en específico se debe aclarar mucho y dar ejemplos para que se entienda exactamente lo que se quiere decir.
Hace años me di cuenta que esta vía muy a menudo se vuelve inagotable e inútil. Se explica una y otra vez algo y existe ese "ruido" o falta de entendimiento en el receptor.
Se dice A y se escucha L. Insistes en decir: A y te contestan -OK, ya te escuché: dijiste C-. Subes el volumen a ver si esta vez te entienden: ¡dije A! -Pues, ahora sí que te entendí, dijiste Z.
¿Sabes majo?, ¡la letra que tú quieras!... Más cuando se ha hecho con el fin de ayudar con algo a lo que ya le diste buen uso, podría aportar y era de gratis.
Es como al sujeto que le dices que tenga cuidado porque más allá hay un agujero y te hace un desplante. Al final es su problema… ya hiciste tu parte que era advertirle.
Entiendo perfectamente la escena de Pilatos en que se lava las manos, después de insistir que lo que se está exigiendo es que aplicar sanción de pena de muerte a alguien que no ha hecho nada que penalizar.
No es grato insistir, porque pareciera que en la contraparte no hay interés y es tiempo que pudieras estar utilizando en algo que aporte. Por eso, las veces justas y ya después de eso se acabaron las aclaraciones porque predicar en el desierto es insensato.
Ya dije en un tema que hay que saber diferenciar. En esta vida eso es "la clave". Y si yo lo pude aprender seguro cualquiera puede, no soy nadie especialmente lista ni nada. No digo que no es un esfuerzo duro, pero vale la pena.
Cuando empecé a ver que mi vida era un caos en que confiaba en X y me traía consecuencias negativas. Después confiaba en Y, vuelta a lo mismo. Eso me llevó a una total confusión en que no sabía ya qué pensar.
Me dolió tal situación profundamente y no quise dejarlo estar, pues afectó mi vida de muchas formas y destruyó mis cimientos. Es como estar perdido en un bosque, tomar caminos y llegar siempre donde mismo: había algo que estaba pasando por alto.
Y me di cuenta que no es que el lenguaje lo sea todo, sino que el "contenido" que encierran las palabras es esencial.
Alguien te puede dar vueltas y marearte, pero eso no significa que necesariamente tengas que perder la noción de dónde estás y quién eres. También puedes decir: -¡basta de esto, me voy! Y ese me voy tenga que ver con entender las razones que hay de fondo.
Hay toda una educación enfocada en aprender habilidades, pero no una para tomar buenas decisiones.
Antes que todo, hay que tomarse algo en serio que Sí nos enseñan: un tomate no es un zapato. Sino me tomo esto en serio nunca voy a tener el privilegio de andar en unos zapatos cómodos y tener una rica ensalada.
Como dije en un texto abierto, no es lo mismo "verdad" que "percepción".
La percepción nace de una serie de componentes que afectan tu visión particular sobre las cosas: tu edad, tus estudios, tu madurez, tu emocionalidad, etc.
En cambio la verdad es el hecho mismo, sin adjetivos. Ejemplo: "don X falleció".
Si tú percibes aún su presencia o crees que la muerte no es el final es terreno de las creencias que has aceptado porque las percibes como válidas, son tus sensaciones y experiencias particulares. Inclusive puedes no creer que haya otra vida alguna. En buena parte eliges creer de cierta forma como una decisión por haberte informado en profundidad, por creer en lo que otros te dicen o porque sí (sin tener que justificar una causa).
Si yo confundo una verdad con una percepción, creencia, etc. puede haber varias causas, pero el resultado de la “insistencia de combinar conceptos”, que estos sean contradictorios o que dejen de existir como tal es el "1984" que relata Orwell, cuyo objetivo es causar confusión para que finalmente se pierdan los significados. Y con ello se pueda ignorar del todo la existencia de ciertos conceptos como ejemplo: la palabra libertad reemplazada por seguridad. La palabra metas por uniformidad, etc.
Por eso el "Ministerio del Amor" en la novela es el lugar donde se tortura.
Cuando alguien a través de argumentos es denominado como un intento de imponer una “verdad" me parece a lo menos curioso.
Pues la verdad es un hecho. Eso no va a cambiar. Hubo una Guerra Civil Española, eso es un hecho. Hay perros, gatos y otros animales. No es interpretable ni tiene adjetivo alguno.
Lo que se puede tratar de imponer es "una percepción de la realidad". Y eso apela a particularidades humanas: sentimientos, emociones, pensamientos en relación de los niveles que estos operan en cada persona.
La razón se logra a través del trabajo duro que ya sugerí en el principio y que como herramienta integrante está el aprender a diferenciar. No se puede "imponer una percepción de la realidad" a través de razonamientos lógicos. Porque cuando impera el razonamiento lógico hay "debate" y una idea puede ser refutada a su vez por otro argumento lógico que demuestre sus inconsistencias.
Las vías probables para "imponer una percepción de la realidad” pueden ser las más usuales:
a) Manipulación a través de los sentimientos: lo usa desde la pareja que te exige que hagas X sino es que no le amas lo suficiente; hasta el líder incuestionable si lo que quieres es acceder a un nivel superior. Y es la emotividad a la que echan mano los padres que envían a sus hijos pequeños a mendigar por ellos.
b) Sometimiento mental: actos de mucha violencia a los que prefiero no referirme.
c) Presión del entorno: cuando el entorno es homogéneo pero limitado es difícil pensar de otra forma, aunque no imposible. Pero, cuando el entorno se agranda a una sociedad o varias la presión crece en no cuestionar las “percepciones que se desea imponer” y a eso hay que poner mucho ojo.
d) Violencia física o sicológica: si bien se aplica en algunas ocasiones al entorno familiar, se vuelve totalmente destructiva cuando se intenta institucionalizar.
A los pueblos no se les impone una forma de vida diametralmente distinta a través de la razón, pues no puedes convencer a personas que vivieron de una forma que les acomoda o inclusive les gusta, que renuncien a ella por otra que no les da seguridad tampoco de ser una alternativa mejor. No sé de alguna dictadura con el nombre que hayan querido usar, cualquier vencedor en una guerra o aspirante a arrebatar el poder que no se haya impuesto a través de alguna de estas herramientas o todas: violencia física, intimidación, amedrentamiento, humillación, persecución, tortura, dogmatismo, discurso único, censura, imponer criterios como si fueran consensos, recompensar adeptos fanáticos y castigar con varias acciones a detractores, libre pensadores, intelectuales o no convencidos.
Entonces, resumiendo: una persona que expone una creencia y sus razones no "impone una verdad", sólo intenta hacer ver las razones porque cree que tal cosa es posible y queda expuesto a ser rebatido por quienes también debieran tener los argumentos para hacerlo. De hecho, me parece totalmente sano que si alguien está en un error que otro le demuestre que es así, pero con fundamentos, no con frases que no son argumentos sino tácticas sicológicas.
La extensión del texto no tiene nada que ver con imponer una verdad, ya que lo que es verdad no puede modificarse: los principios de la combustión no cambian porque yo crea o no en ellos. Pero, también porque como digo al principio la razón de lo largo de los textos es la dificultad de comunicar algo por escrito lo más nítidamente posible. Y por último que quien realmente quiere imponer una percepción de la realidad no lo hace por las buenas.
Es una discusión que me imagino viene desde la invención de la escritura y que hace años atrás parecía haberse zanjado con el concepto del "criterio formado"; que tenía que ver con la “responsabilidad” de quien escucha. Que el receptor no es una entidad pasiva que recibe y reproduce (para eso una máquina), sino que debía filtrar la información y sacar sus propias conclusiones y se responsabilizaba por las acciones derivadas de su visión de las cosas.
¿Porqué?, pues porque daba lugar a “la censura”. Cualquiera que no quisiera ver publicado algún texto podía aludir que estaba “defendiendo al público”. Hasta un rival de letras podía prohibir que una novela fuera leída, centrándose en una especie de cuidado por la sanidad mental del lector.
Y la palabra responsabilidad tenía que ver con las consecuencias que las personas debían pagar por el mal uso de su arbitrio.
Célebres fueron los experimentos en torno a la experimentación de Milgram, acerca de la "aceptación", que concluía con la advertencia de lo peligroso que es un interlocutor “que no razona por sí mismo y es influenciable”.
Cuando era joven hubo mucha literatura, cine y hasta música relacionada con esta temática, tal vez por eso si bien pude caer en la credulidad cuando comencé a cuestionar lo que sabía y lo que no, tuve medios para considerar que había algo que no cerraba.
Hoy los aprendizajes han dado fruto. Fue un proceso de enfrentar los miedos, la vergüenza, las faltas, las carencias, las ignorancias, las dudas, etc. y sacar algo en provecho, transformar lo negativo en algo útil. Y sacarse el resentimiento de encima que es un proceso largo pero que vale oro.
Hoy no puedo descartar a priori lo cierto de lo falso, pero hoy tengo mi set de herramientas y valores que utilizo más fácilmente para poder determinar la diferencia entre uno y otro y no convertirme en una veleta a la que lleva el viento para donde sople.
Tengo una sensación de certeza (y esto es subjetivo, por concepto no es una verdad) que este proceso ha sido dejado de lado por una no poco importante cantidad de personas, en que por una falsa sensación de seguridad se ha descansado en que otros le digan qué debe decir y pensar, siendo completamente pasivos al respecto. Y en una falsa sensación que hay quienes tienen una superioridad para decirles qué pensar, es por su bien y no debe haber cuestionamiento alguno.
Lo anterior no pretende promover desconfianzas. Sólo creo que si se hiciera el pequeño ejercicio de investigar un poco acerca de ideas que se difunden a menudo podrías darte cuenta que algunas son totalmente impracticables. Es como querer escoger el color del cielo; y antes que todo ¿para qué?, ¿cómo? y acaso la forma en que se pretende hacerlo sea buena idea y no terminemos todos jodidos.
En general se informan más acerca de la galleta adecuada para comer que lo que se sabe de cómo plantearse a las situaciones relevantes de la vida.
Sólo utilizo mis experiencias a modo de ejemplificar y que sea más claro lo que quiero decir. Lo que importa es no bajar la guardia y ser crédulo, porque eso es lo que nos va a pasar la cuenta al final.
Se pueden escribir las ficciones predictivas más exactas, pero el punto no es lo que va a ser sino el proceso que nos va a llevar ahí, pues preocuparse por situaciones en que la ventaja física que se tiene es la de un hombre frente a una nave espacial, en vez de aquellas que sí podemos controlar me parece inútil. Lo que hicimos, las actuaciones faltas de sabiduría, lo que no vimos y lo que dejamos de hacer es lo que seguramente pueda darnos peor pronóstico o mejor si se ha hecho al contrario.
Dejar los destinos en manos de quienes se acuerdan de la generosidad cuando a ellos se les vacía la Mastercard te va a pasar la cuenta cuando le hagan una buena oferta. |