- Volver y recuperar a esa mujer que seguro te quiere bien, si te aguantó tanto… tengan otro hijo... Así se hace; amigo.
- Fácil, no? No me hagas reír, con todas las deudas que tengo vos creés que podré vivir tranquilo en casa y agrandar la familia. ¡Por favor, yo ni aparezco por ahí…
- Mirá, yo te aseguro que de acá salís vivito y coleando derecho para tu casa. ¿Sabés por qué? Porque sin proponértelo lograste inmunidad...Inmunidad, hermano, ya te conoce medio mundo, no mirés para abajo por favor… Seguro que está todo el barrio convulsionado... Los bomberos, la policía, la televisión, medio país te está conociendo... Con este despelote que armaste, no te van a seguir jodiendo…Esos miserables ya huyeron como ratas, olvidate, no existen más...
- Claro, vos decís eso porque no sabés de lo que son capaces esos guachos, ya te habrás dado cuenta, me tienen encerrado acá… Atrancaron la puerta desde afuera con la segunda cerradura de la que nunca tuve la llave y ya está, me torturan…
Hace unos días me cortaron el agua, la luz, hasta el teléfono sabiendo que no tengo celular...Y se turnan para golpearme la puerta a cualquier hora, para mantenerme despierto y volverme loco. Ya me comí toda la comida que quedaba... No se salvó ni las flores ni el agua del florero... hasta del inodoro tomé…
Ahora estoy como un zombi… como un muerto en vida... cagado de hambre, de sed y de sueño…si apenas duermo de a ratos nomás…
Este pobre se dormía, peligrosamente. Entonces. – tranquilo Esteban, tranquilo, abrí bien los ojos y quedate quietito todo lo que puedas -
Con tres gestos claros, le indiqué al bombero que trajera una pizza y una gaseosa rápido, enseguida. Tenía que despabilarlo con algo que lo entretuviera…
Él percibió este movimiento mío tras suyo y súbitamente se incorporó sobre el umbral de la ventana para gritarme como un enajenado hacia el aire libre. - ¡A mí no me engañás!, qué estás tramando ahora para salvarme. ¡Cómo creés que puedo vivir con esa espada de mierda sobre la cabeza... A vos la vida te sonríe ¿no? Bueno, me alegro, saludos a tu familia…
Cuando percibí su intención de dejarse caer, salí disparado de mi silla como una pantera tras su presa y lo agarré justo.
Lo sostuve por debajo de las caderas por unos segundos, balanceándonos hacia el vacío, y ya apretando esa parte de su cuerpo contra mi pecho, con todas mis fuerzas y con toda mi alma, yo también le grité:
- ¡Y vos qué sabés cómo es vivir con cáncer!.
- Oh no, no me vengas con eso ahora...
- ¡Sí que te lo digo… Estoy arriesgando lo que me queda de vida por salvar la tuya, pedazo de pelotudo!
Así logré conmoverlo al menos, aflojarlo. Sus piernas perdieron la rigidez, y se doblaron lentamente hasta dejarlo sentado de nuevo sobre la ventana. Ahora, con un medido giro, hacia adentro. Con la cabeza baja, mirándose los pies que ya se apoyaban entumecidos sobre el piso. Ahí respiramos los dos, sin agitaciones…
- Bueno, ahora me toca el turno a mí - le dije. No solo vos tenés tu historia…Yo también quise matarme. ¿Esto no te lo imaginabas, no?... Sí, apenas me diagnosticaron esta papa podrida que tengo. Pero no quise de esta manera, no tuve huevos; con pastillas, un frasco entero de somníferos me tomé. Por suerte, mi mujer que me controlaba de cerca, se dio cuenta enseguida y me salvaron de justo, justo... Creo que en agradecimiento a ella me dediqué a reciclar vidas descartadas como la tuya, hecha casi mierda por algunos problemitas...
Yo no sabía si me escuchaba, pero igual seguí con lo mío a modo de desahogo personal: - Y esto no lo vas a creer, desde que me dediqué a esta actividad siento que se me alarga la subsistencia en cada salvataje que hago. El cáncer no se va, pero tampoco avanza, espera que rescate al último… Y me regala ese tiempo para que tuviera dos hermosos hijos y otro más si Dios quiere.. ¡Qué te parece esto, mi querido y valiente suicida!..¿no es maravilloso?
Este hombre quedó hecho un trapo, me había escuchado. - Está todo bien, lo peor ya pasó.- me salió decirle por sobre su hombro cuando finalmente me estrechó en un inesperado y casi afectivo abrazo. Y un - te felicito - agregué, verdaderamente sensibilizado… Había sido un triunfo de la vida sobre otra vida, aunque él ahora no abriera la boca ni para decirme al menos un “gracias, che”. Apenas esbozó una sonrisa que se le borró enseguida. Permanecía impávido, como si todavía tuviera la cabeza del otro lado de la ventana, que aun permanecía peligrosamente abierta, para más dato. - Yo sé que no es fácil este momento, relájate que ya bajamos - Le dije mientras sutilmente lo empujaba para apartarlo de ese lugar. Pero más no pude, se resistía como una estatua...
- Yo creo que a vos todavía no te cayó la ficha, tomate tu tiempo.- Proseguí, aunque no me escuchaba…


Continuará