El tablero era la finca del Dux, y la luz de la luna inundo el filo de la cimitarra. Con su alta nobleza era el rey en su finca, en su tablero. El Señor muy asustado no se movía en el fondo de la propiedad. La torre coránica, mas la reina pérfida y poderosa le darían mate al delfín en sus dos últimos pasillos. No había escape. Solo escapaba, y se corroboraba, que la sangre no era azul.
Texto agregado el 25-06-2020, y leído por 135
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En el ajedrez es difícil escapar de la reina, ya que se mueve para todos lados, a menos que otra reina defienda a su rey, el amor todo lo puede :) spirits
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