Con M estuvimos viajando diez años
ida cada viernes vuelta cada lunes.
Si multipicamos son trescientos sesenta mil quilómetros:
lo suficiente como para llegar a la luna
y descubrir el secreto de los astronautas.
En la luna no hay aire y todo
huele a pólvora
Con M estuvimos viajando diez años
Ida cada viernes vuelta cada lunes
hasta quedarnos sin aire
hasta encender la polvora
en tantos lugares distintos
tantos telos con conservadora
tantos asientos de colectivo
vaya a saber en que parada,
en que asado en que curva
perdimos el sexo
y ya no nos reconocíamos vestidos
Pudimos hablar de amor sin dolor de lengua
Pudimos vivir y pensarnos juntos
por qué solo el amor sabe conocer la carne
porque sola la carne sabe morder el amor
la respiración dormida de los pasajeros
el doble reflejo de las lucecitas
en la ventana y en mis lentes
kilometro a kilometro página a página
ida cada viernes vuelta cada lunes
en mi capsula-libro hasta tu luna
Cuando me quitaste tu cuerpo
Sin saber muy bien lo que nos quitabas
deje de nombrarte en sueños
si me moría o me caía por escaleras no te llamaba
si iba desnudo no me avergonzaba
si perdía mis dientes o zapatos
los buscaba solo
en el suelo
como antes de ir a la luna
como cuando buscaba.
Texto agregado el 24-06-2020, y leído por 205
visitantes. (5 votos)
Lectores Opinan
07-10-2020
Desde la pregunta del título hasta ese final nostálgico, todo es perfecto. MCavalieri
21-07-2020
Uno no es de donde vive ni de donde viaja, uno es de donde está vivo, donde vive a plenitud, para eso hasta la Luna es recomendable......Vertiginoso poema de carretera y de hoteles......esa es la vida...mis *******
trotskki