Regresamos a casa preocupados por el perro, al que yo bauticè como “Cara Perro”, y por los posibles controles policiales que nos podíamos encontrar en el trayecto, afortunadamente llegamos sin incidencias.
Pasaron muchas horas sin noticias, mí intenciòn era llamar a Belén pero mi marido me disuadió, argumentando: ¡¡No seas pesada!!, cuando tenga algo que comunicarnos lo hará.
A las nueve de la mañana del día siguiente sonó el teléfono, era Belén, su voz parecía muy apagada, me temí lo peor, pero no, su bajo tono de voz se debía a que llamaba desde la cama y su novio aún dormía, el perro les había tenido ocupados hasta altas horas de la madrugada, me contó que el animal estaba desnutrido, deshidratado, y muy débil, que le habían puesto un gotero y que a lo largo del día le someterìan a más pruebas de las que me informaría cuando tuviese los resultados.
Pasaron tres días y recibí un whatsapp de Belén, “Cara Perro” parecía tener ganas de vivir, aguantaba, le habían retirado el gotero y comenzaba a comer, pero lo que me dejó alucinada fue leer que tenía microchip y que habían localizado a sus dueños, me quede perpleja e inmediatamente la llamé.
-Hola, cuentame eso de que tiene dueños, ¿que clase se dueños son, para dejar a su perro abandonado?
Belén me ofreció todo tipo de detalles
-Es de una familia de León, les fue robado hace seis meses, lo buscaron desesperadamente sin resultados, cuando los llamé se volvieron locos de contento, no soñaban con volver a encontrarlo, pero se quedaron hechos polvo, no pueden viajar hasta que el gobierno lo autorice, de todas formas me rogaron que efectuase una video conferencia para que pudiesen verlo, y fue increíble, aunque el perro sigue postrado y muy apático… al escuchar a sus dueños emitió unos gemidos como de alivio, no te digo más... terminamos todos, llorando a moco tendido, ¡¡fue muy emotivo!! y por cierto se llama Blaki.
No me quedé tranquila con la extensa explicación, e insistí
-Me parece muy bien, pero quiero conocerlos.
A lo que Belén respondió
-No te preocupes, os conoceréis, espero que no te importe, pero insistieron mucho en que les facilitará tu número de teléfono, ellos también quieren conoceros, puedo dárselo?
-Por supuesto, dáselo.
A las pocas horas sonó mi móvil, una señora con voz temblorosa se identificó como la dueña de Blaki, me contó el calvario que habían padecido hasta que recibieron la llamada de la veterinaria, que nos estarían eternamente agradecidos y que en cuanto pudiesen desplazarse a Galicia, teníamos que vernos.
Seguí la evolución de Blaki telefónicamente, el perro mejoraba cada día, transcurrieron quince días más y una tarde sin previo aviso, Belén se presentó en mi casa en compañía de Blaki.
Lo primero que hice fue sujetar a mi perro, no tenía muy buen recuerdo de nuestro último encuentro en el que estuvo a punto de atacarme, haciendo caso a los ruegos de Belén
-¡¡Sueltalo, sueltalo!!, no va a pasar nada.
Dejè a mi perro suelto, y efectivamente se olieron cordialmente sin atisbos de agresividad, Blaki se acercó y me lamió la mano, no os lo creeréis, pero los ojos se me llenaron de lágrimas, no parecía el mismo perro, cuando lo "conocí" me pareciò muy feo, pero el animal que corrìa por el jardín junto al mío, era un ejemplar maravilloso.
Pregunté
- ¿Estás segura que es el mismo perro que recogimos en el monte?.
CONTINUARÁ (ya falta poco)
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