FELIZ  EN  TU  DÍA 
 
 
 
 
Hoy es tu cumpleaños pequeña alondra, 
alado en mi deseo te iré a buscar, 
te tomaré la mano y nos perderemos 
por un barrio sin tiempo de mi ciudad. 
En la “Vuelta de Rocha” con su empedrado 
te mostraré el “Riachuelo” que fue amarillo 
y  girando la vista… verás detrás 
la puerta siempre abierta de un “Caminito” 
que con su paso lento te hará soñar. 
Destila olor a tango, guarda el lamento 
de amores imposibles y tiempos idos 
con sus colores vivos de incierta edad. 
Después de recorrerlo de punta a punta, 
ya dormida la tarde tras sus cortinas 
iremos sin apuro, tu voz… la mía… 
a una alegre cantina para cenar. 
Necochea es la calle, no te sorprendas, 
nos espera la Cueva de Zingarella 
pintada con los óleos que amó Quinquela 
tenaz en los recuerdos  de aquel lugar. 
El anfitrión se inclina y nos reverencia, 
con su mano extendida nos ve pasar, 
adentro las guirnaldas cuelgan alegres 
y mil figuras tiernas, papel maché, 
adornan con descaro y con osadía 
toda la superficie de la pared. 
Los comensales ríen, cantan y bailan 
al compás de las notas del acordeón, 
fluye en sus inmigrantes, se vive Italia 
en ese ritmo alegre de la canción. 
Pedimos espaguetis, la salsa un arte, 
nos deleitamos juntos con su sabor, 
un Amaral chileno riega las copas, 
blanco, como su cepa  de Chardonnay.  
El mousse de chocolate, porta obediente 
una velita ardiente, rojo el color, 
con su pábilo ansioso de que lo enciendan 
mientras que los presentes haciendo palmas 
cantan porque este Año seas muy feliz.  
Nos vamos alejando, la noche juega 
y en sus ecos lejanos las tarantelas 
nos dan la despedida de aquel país. 
Una cuadra tan solo y ante tus ojos 
Plaza Solís aguarda nuestros antojos 
para darnos la dicha de su humildad, 
orquídeas en la orilla de sus senderos 
ya presagian pimpollos con sus botones, 
son anuncios precoces, se irán las penas, 
la primavera asoma sus nuevas flores. 
Cruzamos su silueta buscando el río, 
ya sabes, es muy bella la Costanera, 
¿la vez?, allí la tienes, son las Nereidas, 
La Fuente más hermosa que conocí, 
yo la observo en tu rostro,  
mientras la admiras… 
tus labios tienen alas de golondrinas. 
Te llevo hasta la rambla, de plata el río, 
subiré al firmamento por una estrella, 
la pondré en tus cabellos para que brille 
con toda la belleza que tú le entregas. 
Después de un tiempo eterno bajo ese cielo 
por una vía sin trenes caminaremos 
y en esa Pasionaria que nos espera 
porque la luna es niña y la vida es buena 
te seguiré mimando la noche entera. 
  
 
Para Vania, con todo mi cariño. 
 
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