para invocar el espiritu, perdoneseme la enormidad, de la madre Maria, finjo una muerte; mi propia muerte. creo escuchar sonidos divinos, y deseo acercarme mas.
veo en el sol una aureola magica, que acompaña su circunferencia. me estremese, tanto es asi que acerco mi mejilla, conmovido, a las orillas del mas alla, olvidandome de la carga del acoplado, del destino de la mercaderia. de todo.
fijo en mi mente, miles de imagenes, que observe de Ella, en estampitas, y esculturas religiosas.
y hago fuerzas emocionado como queriendo mover el alma formando un fuerte abrazo.
siento primeramente, que me proteje, que entra en contacto con mi ser, y no con otro; y lo tranquiliza, sonrio de satifaccion porque siento un gran paz.
y hablamos una extensa charla de palabras con oraciones de letras felices, en discurso de vocablos rimados por la inteligencia de Ella, como sonetos salidos de una poesia magica, divina. |