En los pequeños detalles que uno observa se encuentran las palabras, me pasa a menudo, lo que mis ojos captan se materializa de una forma y significado diferente al que suele tener, imagino que no es ningún superpoder ni mierdas de ese tipo, simplemente capto el objeto y me invade una sensación, sentimiento o recuerdo, a todos os debe pasar esto, imagino.
Hoy mientras estaba en la piscina jugando con mi hijo pequeño Natxo, estoy hablando de una piscina hinchable de plástico, él iba metiendo piezas de Lego que al principio flotaban y poco a poco se hundían sin remedio al incorporar el peso de agua que se introducía en sus recovecos de plástico y no se porqué razón me he visto a mi mismo como si de la mismísima pieza de Lego me tratara como poco a poco el peso de lo vivido últimamente se fuera introduciendo en mi, hundiendome poco a poco bajo el agua, atrapandome en ese medio líquido que no es para nada el mío, donde no puedo respirar y la ansiedad por la falta de oxígeno crea en mi la visión más oscura de mi mismo, llamale hipoxia llamale bajón existencial.
Cuando se hundían el metía la mano y la volvía a sacar a flote con una risa que podían oír los vecinos de dos calles más allá de donde vivimos y sin darse cuenta, con la inocencia de un niño no sabía, no sabrá nunca, que mientras recuperaba esa pieza me recuperaba a mi, de mi adentro, me arrastraba con la fuerza de un gigante del fondo del averno a la superficie donde mis pies podían tomar tierra y sentir los rayos de sol quemando levemente mi espalda y mi tez pálida.
Le doy demasiadas vueltas a todo, me acuerdo demasiado de lo que no debería recordar pero son cosas de la magia de la vida, cuando tienes el castillo construido siempre puede derrumbarse, reconstruirlo es un simple paso más que debemos hacer.
La vida no tiene libro de instrucciones todos deberíamos saberlo para no mirar atrás con anhelo sin remordimientos y mirar al futuro con la mirada de ese niño pequeño de dos años, con su inocencia y con su facilidad de solucionar lo que parece no tener solución.
Cuanto nos queda por aprender. |