La Libertad, con los tres colores en el frío,
Las alas tendidas en el lago andino,
Un día en el que Dios estaba enfermo,
Vio la luz olvidada de su sierra, César Vallejo.
El dulce grito, el llanto divino,
Lo escuchó Santiago de Chuco, por vez primera,
Y se fue peinando y se fue afeitando,
Y el alma se le fue encrudeciendo.
El dolor se sentó en un junco abandonado,
Su fantasmagórica figura, en San Marcos,
Los mil rechazos de sus poemas eternos,
Lloraron humildes versos en la celda del averno.
Mensajero de la muerte,
Pintor de blancos colores dulces y tristes,
Humano de Dios, Dios adolorido.
Eterno camino, eterno sonido,
Lamento de fuego, olvidado cisne,
Diluvio parisino, ánima siniestra de un negro jueves.
16.03.2018 |