Arrojada mi barca en este río, afronto el oleaje de la vida mientras algún anhelo en un desvío me aleja de la ruta conocida. En mi litera guardo un desafío que pese a ser virtual tiene encendida, la luz que he protegido del vacío y tanta incertidumbre acaecida. Despierto cuando llego al mismo faro y luego dejo en brazos del olvido la indiferencia gris que me acompaña. Allí no hay nunca angustia, ni me daña esa antigua ilusión que ya he perdido. Solo en mi soledad encuentro amparo.
Texto agregado el 01-06-2020, y leído por 181 visitantes. (7 votos)