dueto con Luciernagasonambula
El sonido preciso, en los acordes de la tierra;
los recuerdos de su historia son el eco en nuestra voz,
el llanto que se posa en tus manos,
y se transfigura en la dulce palidez, de un pasado.
Es Colombia, un país para mi canto, jardín de
letras que florecen, desde la guajira hasta
la amazonia, en mi regazo.
Progresar, de punta a punta, todos juntos;
es el anhelo robado a la muerte, ante el
grito de los pueblos, que no tiene medida.
Esa voz, ese ímpetu y toda esa cultura,
han de ir unidos para decir algo:
Este es nuestro camino,
nuestra fuente de conciencia;
somos la cadena de alegría que,
se ha de forjar, en el sentir amargo,
de toda una nación.
En la que nuestro sentido de pertenencia
ha de ser nuestra única conciencia,
no solo como individuos de un estado,
sino también de la tierra que nos pertenece,
por legado, por derecho divino; que ha de ir
unida a la del otro, sin que nadie
los presida de manera orquestada.
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