Se ha consolidado el uso de mascarillas y guantes, al profético uso de Mickael Jackson.
Los pijamas , los chándals , las batas y las zapatillas de andar por casa son los atuendos más usados.
A cada paso que damos , especialmente en las tiendas, nos lavamos las manos , a lo Pilatos.
Se ha incrementado el número de ciclistas, nuevos Induráin tras el confinamiento.
Hacemos más colas que los parados de las oficinas del INEM.
Con tanto teletrabajo pasamos más tiempo tras las pantallas que los hackers y trolls.
Hemos estado encerrados en casa más horas que las monjas encerronas.
Hemos ahorrado más en el confinamiento que el tío Gilito.
Hemos hecho más bizcochos en la cuarentena que un panadero en un año.
Hemos gastado más papel higiénico que un enfermo con colitis.
Muchos han enfermado en la soledad del aislamiento; otros han cogido miedo a la calle y se desplazan huidizos y malhumorados, con mirada torva. Otros, en cambio, dan muestras de grave incivismo, con actitudes harto temerarias.
Hemos aprobado más exámenes que nunca, algunos sin dar palo al agua.
Pero hemos suspendido bodas, comuniones, funerales, cumpleaños...
En fin, que muera pronto el bicho que tenemos mucho que celebrar.
Hasta ese momento, un beso virtual, que no de Judas. Está de moda el no beso , no contacto y el distanciamiento social , el aplaudir a los sanitarios por la ventana a las ocho , con el fondo musical del tema Resistiré del Dúo dinámico, las caceroladas e invectivas contra el Gobierno y políticos de tres al cuarto en general, inoperantes, que no han sabido estar a la altura. Ni derechas ni centro ni izquierdas.
Salud, hermanos.
|