Anita, un año ya que nos dejaste, ¡ tan doloridos con tu ausencia!
Te extrañamos . Echamos de menos tus ocurrencias, tu alegría, tu espontaneidad y frescura, tu bondad, tu filantropía...
Siempre que se acercan las vacaciones de verano , añoro tus llamadas para decirme:
- Pili, ¿cuándo vienes? Yo ya estoy en el pueblo.
Me llamabas " Pili" como cuando éramos niñas.
Y yo espabilaba los trámites para acudir al encuentro.
Allá en nuestro pueblo, testigo de nuestra larga amistad, dábamos caminatas de mañana, con parada en la higuera de tu tío;conversábamos; recorríamos el mercadillo los viernes; en la terraza del bar degustábamos nuestra habitual tónica con el generoso cuenco de cacahuetes servido por Merche.
No lograba yo convencerte para venir al río o a la piscina.No te gustó nunca bañarte.
En nuestro recuerdo se alojará siempre aquella buena amiga , amante de la lluvia y el frío, con un corazón de primavera.