Recuerdo como si fuera ayer, el momento exacto, en que me despertaste de un sueño ordinario a un sueño extraordinario: diciéndome que sería papá. Cómo olvidar. Mi vida cambiaría para siempre.
Sé que tu vida cambió también; sé que lo deseabas con todo el corazón, pues el brillo de tus ojos aumentó, desde el principio. -Es una niña. Te dijeron. Ahora, sé con certeza, que dejarás que tu corazón la guíe y que aprenderás junto a tu hija, el valor de su relación, pues estoy seguro de que serán mejores amigas. Sé que trazarás el camino correcto para ella, por que sé que la soñabas. ¡Y eso me hace feliz! Por que yo también la soñaba.
Aunque sabemos bien que ella supera, por mucho, todo lo que alguna vez soñamos. Pues es más que perfecta.
Ustedes, madre e hija, son tan bonitas que, para ser sincero, me siento como un bicho raro, ácaro de almohada, todo imperfecto ahí metido. Sin embargo, declaro que mi amor no es nada ordinario desde que desperté en este sueño extraordinario en el que estoy a tu lado, mi amor: ¡La mamá más hermosa del sistema solar!
Ya sabes…
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