Inicio / Cuenteros Locales / perogrullo / Se avecindaba el odio
El mundo corre a golpes de este tipo que digo. Vienen etapas de amor y otras de odio. Nosotros andamos en esta fase última- habían concluido los dos.
- Para entonces ya estábamos casados- dijo ella.
- Creo que fue al poco- contestó él.
Dividían la Historia según su propia historia como pareja: una historia que lo había sido, en los primeros tiempos, también de amor. Todo lo referenciaban así. Ahora se referían a la caída del muro. El fin de la economía dirigida.
- El comunismo está bien, pero para los demás- volvió a cargar tintas la señora.
- Sin el comunismo nos habrían deglutido a los pobres mucho tiempo ha- replicó el señor.
La mujer veía las cosas- como muchas- sin demasiados antecedentes causa-efecto.
Un señor bien vestido era un señor bien vestido y un hombre rico también. Y ahí terminaba la perspectiva. El marido- como muchos hombres- iba un poco más allá. Y quería saber de dónde procedían el traje y el dinero. No es que todo lo analizara con lupa, pero iba un poco más allá.
- Lo último que nos va tocar vivir va a ser la peripecia existencial de un virus- siguió ella.
Aquel confinamiento había servido para llegar a algunas conclusiones en el seno de aquel matrimonio. Por tales, el hombre supo que se habían casado con él para dar en la nariz a un anterior novio. No le molestó. Sabía que pasaba así. Que era frecuente: el reverso del amor. Otra causa fundante de matrimonios. Y muy principal.
Aquel matrimonio había visto fases de odio y de amor. Y habían concluido que la que venía era del segundo tipo. De no haber sido por la curiosidad hubieran hecho como Gert Bastian y Petra Kelly. Pero no habían perdido la curiosidad. Los años no habían arramblado con aquélla. Eran muertos en vida pero con la llama del discurrir de los acontecimientos encendida.
Veían el discurrir de los acontecimientos y no vaticinaban ningún buen fin. La comida se la traían de la tienda. Apenas salían. Pero no estaban al margen de la realidad. Desde su balcón se veía realidad. Gentes de aquí para allá portadores de telas rojigualdas. Justo lo que salía en televisión. Si querían ser un poco más explícitos conectaban Internet. Eran seres que necesitaban una clave, una conclusión.
Aquella deriva no podía ser buena, pero necesitaban un par de años para confirmarlo. Para ungirse, aun tristemente, de razón. Finalmente murieron en el pasillo.Casi simultáneamente.
- Se avecinda el odio-dejó ella escrito en la luna de un armario con carmín.
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Texto agregado el 23-05-2020, y leído por 67
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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23-05-2020 |
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Interesante y apocalíptico trabajo; me gustó el nutrido lenguaje, y la prosa radial y oscura necesaria pata la atmósfera en este tipo de relatos.
Muy bien. Saludos desde Iquique Chile. Vejete_rockero-48 |
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