Leía por allí, no precisaré el medio, porque fue una columna que rescaté de la página maltrecha de un periódico que también desconozco. Leía, decía, un artículo que postula que existe la enorme posibilidad de que exista un universo paralelo. En términos que se explican de manera muy simple, ocurriría que en dicho universo todo se desarrollaría de manera inversa a lo que realizamos en las actividades más cotidianas. Por ejemplo, si yo me peino, habrá un ser idéntico a mí que está guardando la peineta y ya se prepara para acomodarse en su lecho, si ceno, el otro se prepara para almorzar y si duermo, el otro ya se pegó tres bostezos en su persistente insomnio. Son mundos paralelos en que uno va hacia el sur y el otro hacia el norte, o en jerga más complicada, pueden ser energías que se repelen a sí mismas y por un asunto físico, realizan actos diametralmente opuestos. Esto no creo que lo haya supuesto el grandísimo Einstein y si su espíritu universal reconoce que todo este enunciado huele a patraña, expresará con su voz nuclear que “hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro”.
Ahora bien, si esta teoría de la existencia de dichos universos paralelos cuenta con un mínimo porcentaje de ser posible, ¿estaremos nosotros en la realidad más conveniente? ¿La positiva, la que marcha a buen tranco por los caminos siderales? Me explico. Si aquella suposición fuese viable, acaso las cruentas guerras, las pestes, las hambrunas, sequías y todo lo concretamente negativo que pueda caber en este párrafo, sólo son expresiones de un universo que se desplaza en reversa y en vía directa hacia su extinción. Y por oposión, es posible que en alguna región imprecisa de lo que desconocemos, otro mundo crezca en medio de una infinidad de impresionantes situaciones proclives a la armonía.
Termino esta nota caminando hacia atrás, como Michael Jackson, evitando pisar otras cuantas páginas arrugadas en el piso, que ahora conforman un puente para evitar estropear el lustrado. Quizás su más noble misión hasta ahora.
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