Los árboles fieles se contorsionan, hablan con señales que el viento sabe, sus hojas murmuran, y sueñan al caer esperando su regreso.
Así el amor que un día se fuera por el camino incierto con su letargo, volverá redimido y con más fuerza, será un río fecundo y constante.
En sus historias los poemas hablan de anhelo ¿saben quizás adonde se fue el amor?
Siempre rondo los silencios, busco el momento, ahuyento las penas, floreció y no lo vimos, solitario golpeo las puertas, atravesó las distancias quebranto las leyes del tiempo y no lo sentimos.
Para que no duela su llanto buscamos otros destinos, descubrimos otros caminos. Si existiera dentro del pecho todo el amor que no reconocemos, se enredaría en agonías y desencuentros.
Impregnaremos el sentir con versos, despertaremos nuestro amor sediento, buscando en cada poema al mirar el cielo, en cada palabra, en cada beso perdido, en los sueños, en el olvido donde su huella es pura magia.
Como el árbol que mece sus brazos para asistir al viento. No cerremos el corazón al amor que muriendo de cansancio se arrulla en lo más recóndito del alma.
Alessandrini María del Rosario
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