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La existencia toda, está llena de misterios; uno participa como un minúsculo usuario cósmico, en un espacio terrestre predeterminado, con un cuerpo concebido para su muy limitado uso. Sin embargo gracias a la ignorancia, del cual todos somos dotados, es que nos atrevemos a soñar y desear lo remoto. Y es así, que más allá de las probabilidades, soñamos en un mundo ideal y lo hayamos factible. En su momento.
Para muchos es parte de creer, en que algo sobrenatural podría llegar a ocurrir. Como un milagro. Ver realidad un acontecimiento añorado, deseado o esperado inconscientemente o no, que va más allá de nuestro entendimiento.
Y en el inocuo de nuestra existencia muchas veces le quitamos el valor real de tal operación matemática resuelta para nosotros, por un poder infinito capaz de dártelo todo. Aún en nuestro escepticismo más crónico.
Ahora mismo, sentado frente de un monitor, trato de aceptar mi presente y no puedo evitar la ansiedad, me cuesta aceptar solamente, callar y disfrutar de tal dicha… me muerdo las uñas y me rindo.
Atrás de mi monitor, está mi Paula abrazando a mi hija, echadas en la cama.
Digo “mi paula” y “mi hija”, aceptando, en el fondo, de que no es ni mi Paula ni mi hija.
Aquella fuerza cósmica me las dio por un tiempo, me las prestó por un tiempo muy breve. -Nada es mío. Continúo.
Paula nació el año en que mi padre murió. Significa que en el tiempo más gris de mi vida, en un rincón de una cálida casa, nacía la luz de mi existencia. Puesta en la puerta de mi casa, años después… como un obsequio. No quise aceptarlo, se me hacía imposible. Pero, había algo más profundo, que no entendía… algo que me obligaba a estar pendiente de ella. Por supuesto, La amaba sin aceptar ni buscar alguna oportunidad con ella. Podría confundirse, sin embargo, moría por verla.
Un impulso natural, hizo de que sin planearlo la encuentre otra vez… Mi cuerpo sintió, otra vez, ese algo tan único, que de alguna forma distorsionaba mi voz. Tan bella, toda ella. Me perdía en todo su ser; no sabía como continuar, si es que estaba en algo… Entonces escuché el susurro de la vida, que decía: Lo tomas o lo dejas. La tomé, con ayuda de ella.
No nos apartamos más. Los milagros no dejaron de ocurrir: años después, mi hija nació. Las probabilidades de lograr tal milagro eran escasas pues ni ella ni yo estábamos seguros de poder lograr tal hazaña. Pero lo deseábamos con pasión.
La amaba, entonces estaba dispuesto a hacerme a un lado. Ella merecía ser madre.
Otra vez aquel poder infinito me tapó la boca y nos encomendó a una niña, confiándonos aquel milagro. Y sin duda, dándonos la tarea más hermosa e importante de nuestras vidas.
La vida te da o no te da, por qué… eso no lo sabemos. Sólo se nos permite disfrutar o sufrir dentro de esta breve existencia como mortales. –Reflexiono.
Miro otra vez, atrás de mi monitor, ellas ya no están echadas. Mi hija camina por toda la habitación con esa sonrisita que me derrite; Paula, la mujer que amo está en la cocina haciendo sus manjares… Unos minutos de total felicidad. Un recordatorio de lo afortunado que puedo llegar a ser. Una clara muestra de que ese poder majestuoso me adula, por razones que ignoro.
No queda más, desde la humildad, agradecer con el corazón rebosante, al escritor y creador del todo, por este presente donde puedo disfrutar del obsequio que me dio, sí, del tiempo para amar y de la oportunidad de luchar y ser mejor por la mujer que me fue prestada y del fruto sagrado de nuestro amor, sin la necesidad de comprender los misterios de la existencia… simplemente mirar al cielo y sonreír.
En un futuro deseo ver atrás de un monitor diferente, un presente diferente, con mi Paula y mi hija ya grande, y poder seguir aquí, disfrutando del milagro. Y dedicarles mi existencia, con ese don del que no soy dueño, pues todo es parte de un plan que no controlo, ni quiero hacerlo.

Will

Texto agregado el 19-05-2020, y leído por 100 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
20-05-2020 Tu texto combina imaginación, reflexión y amor, muy bueno. SerKi
20-05-2020 Los pequeños momentos llegan a ser eternos, te leo y te doy 5 estrellas. El_mesiaz
20-05-2020 Maravillosa reflexión en que se dibuja en la calidez de un hogar. No se necesita comprender, solo agradecer. Cinco *'s es poco. AlexVillalpandoS
20-05-2020 Fascinante relato. Estoy casi seguro que muchos no lo hemos apreciado de la forma que lo haces. Estos tiempo enclaustrados nos hace pensar y valorara lo que tenemos. Mis saludos. pastorga
 
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