Tras la pandemia, la economía quedará herida de muerte.Pero, ojo con la salud mental. A día de hoy ya hay personas que dan muestras evidentes de desequilibrio.
Hoy, sin ir más lejos, tras salir sola( luego explicaré el porqué de mis caminatas solitarias) a dar un paseo y a hacer unos recados, pude ser testigo de la histeria de algunos.
Primero tropecé con la dependienta de la droguería.
Iba yo con mi mascarilla y el guante de la mano derecha solo. Procedí a aplicarme gel desinfectante y me dice:
- Con el guante no dura más que un par de minutos. Se lo oí ayer a un experto.
- Tantas cosas contradictorias dicen los expertos...Además, yo lo que pretendo es desinfectar la mano que no tiene guante para luego poner dos de los que tienes ahí para uso de los clientes- le informo.
- ¿ Qué quieres?- me pregunta, avinagrada y con cara a lo Jack Nicholson en" El Resplandor". No quiero que nadie toque nada. Para eso estoy yo.
Yo contuve mis ganas de decirle que volvía otro día, cuando se hubiera puesto en tratamiento de los nervios.
- Vengo por unas tiritas y tengo que ver si hay algo más que me interese...
- Ya, pero no toque nada, que yo vivo con una persona de riesgo- me advierte.
- Yo también soy paciente de riesgo. Hace días una autoridad médica comunicó que era absurdo limpiar la compra para disuadir a todos aquellos que desinfectaban con lejía hasta los bricks de leche.
- Ah, a mí me da igual , yo sigo haciéndolo- me dice con voz chillona y mirada arrebatada.
Cogí uno de mis perfumes habituales y me disponía a pagarle con la tarjeta , que cogió por una esquinita, con miedo a que le contagiara la lepra, cuando cayó al suelo, para espanto de la dependienta oligofrénica.
Salí de estampida. No quería contagiarme , no ya del coronavirus, sino de la histeria.
Encaminé los pasos al Centro médico donde tenía que recoger un informe. La chica del mostrador me dijo ayer por teléfono que pasara pronto a recogerlo para que no se infectara. A pesar de que pensé que exageraba, fui hoy a por él. Otra escena neurótica: me abroncó por traspasar un pie la raya del suelo que marca la separación, por hablar con una amiga que llegó( no oía a quien atendía, dijo), no quiso evitarme la espera pues solo tenía que darme un sobre...Enfín, de locos.
Y hoy, que iba sola, me dispuse a ir a una terraza a tomar una tila para calmar los nervios. Si hubiera ido acompañada, me habrían recriminado que cómo me atrevo a beber en una taza que sabe Dios cómo han limpiado tras beber un desconocido, quizá infectado.
Por favor, que aparezca ya un remedio para este maldito virus, antes de que el universo se convierta en un inmenso frenopático. |