Me sueñas en el oído, me sueñas mientras tus ojos forman las formas del amor,
Me sueñas y recorres con tu aliento la piel de todos los sueños faltantes,
Desde la noche que se vino con sus misterios y soledades
dándonos tiempo para entrelazar los dedos en el impulso del candor,
que flota en la guía nocturna de la primera vez que enjugamos los labios
en adolescentes recuerdos que se encarnan en los besos hilados.

No me hablas no me hables no digas nada te lo pido en disculpadas palabras,
Solamente mírame y déjame mirarte entre la penumbra solaz,
Que se descuelga de todos los días anteriores en que encontráramos el calor,
En la sonrisa afable de la conversación simbólica del presente
Apartados por los dedos que dibujan en el aire tu rostro en felicidad prolongada,
Mientras crece la otra mitad del corazón trazada en mi pecho por tus dedos.

Y recorremos juntos esta suave candidez en la conjugación del éxtasis,
ondeando en los perfumes del amar sin callarnos los rictus que afloran
en la deseada venida de la despedida a través del fonóculo,
que nos separaba desde entonces en la huida de la carne una tarde de diciembre,
cuando la luna ya no estaba cerca de tus cabellos y diciembre fue de lejos.

Me sueñas y te sueño en tanto nuestros ojos forman las formas del amor…