SEÑORA DEL PECADO

Hola amigos:
Los familiares de mi amigo José Luis me buscaron para que fuera por él. Ya que había tomado la senda del tequila como buen mexicano.
Lo encontré en la aristocrática cantina de mi barrio “La suerte loca”.
—¡Quibo, mi buen José Luis! ¿Qué onda?
—Pues aquí, en el olvido de mis penas —me contestó.
—¿Cuáles penas? —le cuestioné saboreando un tequila “Herradura”
—Te acuerdas de Elisa, la muchacha más bonita de la escuela. Fue mi novia y al poco tiempo mi amante. Nadie como ella para hacer el amor, como vulgarmente se dice. Yo me volé y le propuse matrimonio —me dijo y una lágrima adorno su cara.
—¡Y qué pasó?
—Se rio de mí, y me dijo: “¿cómo crees?, casada para servirte de gata y comprar pañales. De pendeja. Has de saber que soy socia de don Crisóforo en un negocito muy rentable”.
—Yo tengo referencias de este cuate, Crisóforo, es un señor muy de la iglesia, se luce los domingos en la misa de 12 en catedral, donde toma la hostia consagrada. Las buenas conciencias dicen de él, que es un pilar de la sociedad. Así que Elisa ¿es el segundo frente de este viejo?
—No, sólo administra uno de sus negocios. Es la “madrota” del elegante burdel “La casa del placer”.