Game over

- ¡Bajo la mesa! ¡Rápido!

- Pero…

- ¡Obedece!

Gabriel da la orden imperiosa a su sobrina Carla de siete años. Ambos se esconden bajo la pesada mesa de roble. Se oyen gritos en la calle. También una especie de detonación, pero apagada. Un destello. Pasan unos segundos.

Gabriel abraza protector a la niña. Que tiembla involuntariamente.

- No temas -le susurra al oído- yo te protejo

El silencio se cierne ominoso sobre ellos. Los acontecimientos de los días recientes han alterado totalmente la vida. Una vida que era placentera a pesar de todo. Ahora la añoran. Gabriel se arrastra lentamente por el piso, se acerca a la ventana. Están en un cuarto piso de un céntrico edificio de apartamentos. Al asomarse ve la calle desierta. Hay muy pocos que se atreven a salir. Aun brilla un sol estival por encima de los edificios. La niña gime. Regresa a donde esta. La abraza. Él es ya la única familia que tiene. Los demás han sido… ¿exterminados?

No lo tiene claro.

Lo que si sabe muy bien es que no hay que salir. Pero la gente necesita comer. Por la necesidad se arriesgan. Él mismo tendrá que hacerlo hoy. Otro aspecto es no hacer ruido. Ha visto cosas, tan terribles, que imagina que es una pesadilla muy vivida. El horror habita afuera. Por las noches se oyen sonidos en el cielo. Como de trompetas. Recuerda sus lecturas del Apocalipsis. Es estremecedor.

Considera las opciones; Esperar a que oscurezca, bajo el manto de las sombras llegar a una tienda de autoservicio que esta a una cuadra y media. Tomar víveres y regresar. Rogar a Dios por protección.

No hay señal de televisión, ni internet. Una vieja radio portátil de pilas, proporciono la última información; quédense en casa, repetían una y otra vez. Era una voz en una grabación.

Ahora cada uno a su cuenta y riesgo. Gabriel se siente animado por tener a la pequeña a su lado. Le da un motivo y una razón. Acaricia su cabecita. Se ha dormido. Pobrecita, casi en vela desde hace días.

¿Qué hago? ¿la dejo? ¿la despierto?

Reflexiona. Decide salir solo; será menos arriesgado. La tapa con una cobija. No utiliza el elevador. Baja sigilosamente por las escaleras. Abre la puerta exterior. Sale a la calle, se mueve pegado a la pared. Ve la tienda cruzando la calle. Esta abierta. Seguro su dueño desapareció hace tiempo.

Anochece.

Toma de los estantes latas de comida, ni siquiera se fija mucho de que son. Su vista se concentra en el exterior. Deposita las ultimas en la bolsa. Se dirige hacia la calle.

Oye un grito agudo.

Sale apresurado, tiene un mal presentimiento. Un objeto discoidal flota frente a una ventana del cuarto piso. Es su departamento. El grito fue emitido por Carlita, al despertar y verse sola. Abandonada.

El objeto gira lentamente sobre su propio eje, aproximándose a la ventana. Gabriel siente una fuerte opresión en el pecho. Tira la bolsa y corre desesperado a su hogar. Le parece ver una cabecita asomándose por la ventana. Mientras una especie de tentáculos salen del objeto cilíndrico.

- No…. – musita jadeando

Llega a la puerta exterior de su edificio. Sube las escaleras desesperado brincando los escalones de dos en dos.



al pie del volcán Xinantecátl
toluca, méxico
mayo 2020


ray…