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Inicio / Cuenteros Locales / fueguino2015 / UN LARGO VIAJE PARA ENCONTRARTE

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En el año 1.909 nació en el Departamento de Erboedo, ciudad de la Coruña, España, un niño a quien llamaron Francisco. Pertenecía a una familia numerosa y ya desde niño tubo que ocuparse de las grandes necesidades que pasaban en el hogar, comenzando a trabajar en una panadería desde muy temprana edad, en donde comenzó a aprender el oficio el cual realizaría durante toda su vida.
La vida no fue dulce para el niño, ya que no solo debió trabajar, dejando de estudiar en segundo grado de la escuela primaria, sino que también en el año 1.928, cuando solo tenía 19 años, debido a sus ideales socialistas y sus pensamientos sociales, fue perseguido por el gobierno de facto del General FRANCO y por ese motivo se vio obligado a emigrar y descubrir nuevos horizontes, alejándose de su muy querida madre Manuela. Que dolor sintió aquel día ese muchacho, separarse de su madre con el enigma de no volverla a ver y dirigirse a un nuevo continente, en el cual nadie sabía con que se iba a topar.
Con el viaje que iniciara en ese barco y por el amplio océano Atlántico, comenzaría este muchacho a encontrase a sí mismo. Iba acompañado de un primo y un amigo para sosegar esa nostalgia que le daba pensar en su país natal, pero principalmente en su amada madre. Las horas se convertían en días, los días en semana y las semanas un mes, esos 40 días que tuvo que vivir en ese barco no fueron placenteros, ya que solo pudo viajar en tercera clase como ganado humano.
Luego de esta travesía desembarco en un país llamado Argentina, en el puerto de la ciudad de Buenos Aires (Capital de ese país), el destino parecía comenzar a sonreírle, esta Buenos Aires resultaba un hermoso cambio de aire, con el agregado que al llegar ya poseía trabajo como maestro panadero. Todo parecía mejorar, pero sus pensamientos se alejaban en momentos, recordando su querida patria y a su amada madre.
El muchacho se convirtió en un hombre y de apoco pudo concretar metas, la primera fue volver a ver a su madre Manuela, quien vino a la Argentina con su hermano Enrique, esto le brindo mucha calma y lo hizo sentirse como en su tierra natal, es mas esta ya era su patria.
Francisco adoraba cantar y tenía una voz muy afinada, cantaba en gallego, pero ya estando en Argentina comenzó a adquirir la cultura y la música que prevalecía en esa época, el tango y el músico que adoraba era Edmundo Rivero, no solo por su voz, sino por su decir. Canto de forma aficionada en algunos bares, su sueño era poder triunfar con su voz, pero su realidad era mantener su hogar, en el cual vivía junto a su madre Manuela.
A sus treinta años largos, por intermedio de Carlos López y Juana Rigamonti, una pareja que profesaba su misma ideología socialista, Francisco conoce a Josefa, con quien comenzó a escribirse, ella era una joven del interior de la provincia de Buenos Aires, de la ciudad de Olavarría, una muchacha de campo, mientras que él era un inmigrante español, un gallego como lo llamaban, pero ambos tenían la convicción de formar e iniciar su familia. Poseían varias coincidencias en sus vidas, siendo dos de ellas las más resaltantes, la primera que ambos provenían de familias numerosas y la restante que ambas familias eran de recursos escasos, por lo cual debieron interrumpir sus estudios de muy niños, dedicando la mayor parte de su vida a sostener el hogar.
En el Año 1.947 Josefa viajo a Buenos Aires; para encontrarse con quien era su alma gemela, casándose el seis de marzo del año 1.948. Francisco comenzaría a escribir su historia, para ello debió separarse de su madre Manuela, pero esta vez la separación no sería brusca ni dolorosa, sino lógica y de vida.
Francisco y Josefa se fueron a vivir juntos a un conventillo; estos lugares eran casas que poseían varias habitaciones en alquiler, con cocina y baño comunitarios, allí vivían las personas trabajadoras de pocos recursos. Francisco continuo trabajando como maestro panadero y Josefa se dedicaba a la costura, eran muy felices juntos y la felicidad seria a un mayor cuando se dieran cuenta que ese amor produciría un retoño.
La felicidad de Francisco el 8 de Abril de 1.949 era enorme, pues producto de ese amor llego a su vida una rozagante y hermosa bebe, a quien llamaron Delia Esperanza, su “galleguita” hermosa, a quien le cantaría en infinidad de oportunidades canciones de cuña en dialecto gallego. Esa niña era la luz de sus ojos y lo bendeciría con muchas alegrías y sonrisas.
La pequeña niña fue bautizada en la religión Católica Apostólica Romana y sus padrinos fueron Enrique, el hermano menor de Francisco y su esposa Gregoria, una mujer de origen Correntino y fervientemente religiosa, la cual cada año para el día dieciséis de Julio, pelegrinaba hacia la ciudad de Itati en Corriente a venerar a la Virgen homónima que se hallaba en el lugar.
La familia continúo su vida en la pequeña habitación del conventillo en el Barrio de Mataderos, conviviendo con personas de distintas ideologías, religiones y formas de ser, la encargada una señora de nombre Docinda, ponía las pautas de convivencias en el lugar, las cuales eran muy duras, el lugar presentaba dos piletones, uno para Lavar la ropa y el restante para lavar los platos, guarda con lavar los platos en el de lavar la ropa o viceversa, Docinda era tajante en sus órdenes y si lo hacías te comía cruda. La pequeña Delia era muy traviesa y la preocupación tanto de Francisco como de Josefa era que se metiera en problemas y que Docinda, que no era nada dócil, se enojara con la pequeña. De esta manera Francisco comenzó a buscar nuevos horizontes, para continuar creciendo en independencia familiar, ósea conseguir su propio hogar.
Para la década del 50, las guerras en el mundo habían finalizado, y en Argentina se vivía una época de bienestar, con la Primer Presidencia del General Juan Domingo Perón. Era extraño para Francisco que un general sirviera a la democracia, pero bueno Argentina siempre fue extraña. Francisco continuo con su ideología socialista, siguiendo y acompañando a un caudillo de la época el Doctor (Abogado) Alfredo Palacios, quien con su bigote y vestir particular, generaba admiración en sus discursos y con sus proyectos; que luego el General Perón hiciera propio, los cuales beneficiaran al pueblo con acciones del tipo social. Ese bienestar no duro mucho, ya que para el año 1.951, el Socialista Palacio fue encarcelado y todo socialista ideológico fue perseguido. Francisco creyó vivir un deja vu, y que el pasado en su país natal España, se recreaba en esta realidad Argentina. Pero Francisco ya no era un joven, y no estaba en su cabeza escapar nuevamente a su destino, así que continúo su lucha pacífica por los ideales Socialistas en una sociedad sin libertad, lo que produjo que una noche al volver de su trabajo, fuera detenido, torturado y reprimido con picana eléctrica.
Con lo ocurrido, Francisco tuvo que elegir a su familia por sobre sus ideales, y con la ayuda de Josefa, que era una luchadora proactiva, lograron en el año 1.958 conseguir un lugar para vivir en la ciudad de Moreno, Provincia de Buenos Aires. Josefa en Moreno se sentía como en su hogar, ya que Moreno no solo era un pueblo de campo, sino que allí vivían la mayoría de sus hermanos. Mientras Francisco continuaba su labor en la panadería, viajando diariamente a la Capital Federal, mientras Josefa encaraba su proyecto de negocio, creando una verdulería familiar.
A principios de la década del 60 la pareja decide vender la verdulería a Juan, uno de los hermanos de Josefa y se vuelven a vivir a un conventillo en la localidad de Ciudadela, pareciera que la historia se repitiera y que no tendrían suerte de conseguir su propio hogar, pero no sería así, el destino les daría una nueva oportunidad.
Ya en el año 1.968, y cuando Delia Esperanza cumplía los dieciocho años, Francisco y Josefa consuman otra de sus metas, poseer su propio hogar, sin depender de nadie y luego de tanto andar y tantas amarguras, la felicidad y la tranquilidad llegaría a esa familia. Compraron un terreno en la ciudad de Moreno y comenzaron a construir su hogar. De a poco todo se fue dando y la pequeña casa se fue convirtiendo en su hermoso hogar.
Los años pasaron y la vida seguía su curso, muchos amigos llegaron y parientes acompañaron a la familia a través de los años, hasta que en la década del 70, su pequeña Delia creció y llego a su vida y a la familia Jorge, un muchacho bueno de gran corazón y sobre todo muy trabajador. Francisco se identifica con Jorge, principalmente porque el muchacho trabajo desde muy joven y fue un apoyo económico muy fuerte para su familia. Delia y Jorge se unen en matrimonio el quince de Agosto del año 1.970.
En el año 1.967 a Francisco le diagnosticaron diabetes, una enfermedad que en esa época era muy difícil de tratar, al pasar los años comenzó a deteriorar su salud y generar en su cuerpo una debilidad que lo dejaría muy delicado. Ese gran roble que fue Francisco en su infancia, adolescencia, juventud y hasta su adultez, comenzó a decaer y a ir marchitándose muy de apoco, igualmente como dice el título de una excelente película Argentina, los árboles mueren de pie y Francisco no sería la excepción.
Francisco pensaba que le faltaba algo en su vida y no sabía que era, hasta que a principios del año 1.971 Delia se le acerca y le dice: “Papito vas a ser abuelo”, y en ese momento se dio cuenta que eso que le faltaba era la felicidad de un nieto y la alegría de que su hija rememorara junto a Jorge lo vivido por sus padres, pero en este caso junto a ellos.
El trece de septiembre del año 1.971, llego a la vida de esa familia Alejandro, un niño muy querido y deseado por todos, y para Francisco muy especialmente, ya que era su primer nieto.
Cuando lo tuvo en sus brazos, Francisco se vio reflejado en los ojos de ese niño y en ese reflejo se encontró a él mismo en la vida de aquel niño, lo abrazo muy fuerte, intentando no despegarse nunca más de él.
Los años pasaron factura y la salud de francisco era cada día más frágil, ya que la diabetes derivo en una esclerosis múltiple que lo dejo prácticamente ciego. En ese momento se dio cuenta que aunque la muerte lo alcanzara, su vida continuaría en ese niño y en sus nietos que vendrían en el futuro, su lucha inspiraría y su amor por la familia y sus ideales seguirían en los genes de aquellos que lo amaron aunque nunca lo conocieron.

Francisco, yo soy Alejandro, aquel niño que abrazaste con fuerza por primera vez, quien te llama “Pampisco”, lo que soy te lo debo en parte a vos y con tu historia rememoro las épocas y me doy cuenta que a veces nos sentimos sin esperanza de futuro y casi quebrantados, pero vos me inspiras para seguir y no desfallecer.

Texto agregado el 14-05-2020, y leído por 44 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
14-05-2020 Una rica historia de vida. Marcelo_Arrizabalaga
 
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