No se si lo habréis notado alguna vez, ese silencio que aparece en los instantes donde no debería existir, engullendo todo el espacio que te rodea como si algo o alguien hubiera apretado el botón de mute cuando no debería haberlo hecho, así es como me he levantado esta mañana, así es como llevo arrastrando mi cuerpo todo el día, sin razón aparente, como si esta noche hubiera cruzado a otra dimensión en el que el ruido desapareciese.
Durante la tarde más de lo mismo, hasta que comienzo a ponerme el mono, la mascarilla, gorros, guantes, polainas, gafas y cruzo de zona limpia a zona covid, ante mi, los 8 pacientes que nos quedan ingresados en nuestra UCI y como arte de magia comienzan los pitidos, el sonido del walkie de los compañeros indicándonos que en el monitor central a la arterial del 21 le pasa algo, que la saturación del 4 no es buena... pasan las horas mientras nos movemos de un lado a otro durante el turno que permanecemos dentro, mientras el dolor de las marcas que nos dejan los epis hacen que avises al siguiente turno que saldrás en breve, mientras intentas acabar lo que estás haciendo, prohibido dejarse nada a medias, prohibido cometer fallos...
Y salgo y dejo de escuchar, mientras me quedo hipnotizado mirando el monitor central, mientras espero mi turno para volver a entrar.
Me envuelve de nuevo el silencio y dejo de ser yo.
Fin del pensamiento de una persona con miedo oculto. |