El día menos pensado amanecí con el dedo medio (o corazón) de la mano derecha, atorado. Fue nomás así, mi dedo estaba engarruñado y no lo podía extender. Necesité de la otra mano para desdoblarlo suavemente y evitar en parte el dolor que me produjo hacerlo. Desde entonces lo observo inflamado y a ratos me duele horrible. Artrosis parece ser el diagnóstico y por ello trato de hacer diariamente ejercicios que impidan que el mal avance, se haga mayor y termine afectándome otros dedos o en el peor de los casos, toda la mano. El doctor me recetó un analgésico y un inmovilizador para darle descanso al dedo, introducir la mano en agua caliente o fría durante algunos minutos y hacer puños en arena; pero el problema sigue ahí. Lo que más me preocupa es que este malestar me impida escribir manualmente, pulsar la guitarra o levantar algunos objetos pesados. A lo mejor son los achaques de la edad, como reza el dicho “ya no me cuezo al primer hervor”; pero uno quisiera estar con la misma agilidad de siempre y la habilidad necesaria para desarrollar las actividades cotidianas.
Por las mañanas, al levantarme, es cuando más tieso está el pobre dedo; lo ejercito y al cabo de unos minutos va mejorando su movilidad. ¿Será acaso una mala alimentación, falta de vitaminas o la edad, las razones del malestar? Quizá son las tres juntas; a ratos, el cuerpo se rebela a los excesos y los malos tratos. Procuro no inquietarme demasiado y me distraigo realizando labores caseras y leyendo un poco. En turno están los “Cuentos completos” de Onetti; con ello intento evadirme un tanto de la realidad circundante (aunque las noticias de los medios informativos sobre la pandemia, nos bombardean en todo momento, trayendo infinidad de malas nuevas de todo del mundo). Destacan en el libro los cuentos: La novia robada, Regreso al sur, Esbjerg en la costa, Mañana será otro día, Jabón, El gato y algunos más. Juan Carlos Onetti es un maestro del relato corto.
Nombro aquí tres cuentos que recientemente, me han recomendado un par de compañeros de la página: La mamá de Ernesto y El marica, de Abelardo Castillo. Y El canario, de Katherine Mansfield. Los tres cuentos, son muy buenos.
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