Hola recuerdos heme aquí, un momento de momentos para tejer instantes,
De mis pocos viajes por las calles de los pocos pueblos,
Caminos y lugares que mis pies han visitado;
De días con soles de mediodía y atardeceres de lunas anaranjadas.
Entonces Cauquenes sitio de calles terracota y pliegues de piedra lumbre,
Álamos perdidos en la faja de un río ya inexistente,
Y mi abuelo y mi padre y el eucalipto henchido de cortezas centenarias
Que ya no están, miran ausentes el descanso agreste de cerritos espinosos.
Hola recuerdos, conversemos de tu tiempo y de mi tiempo,
De mis primeros pasos en el andén de Huinganes,
De aquel sendero que corre por mis venas de cuando llama la sangre,
En la búsqueda del aguilucho sobrevolando el risco en impávido vuelo.
Por ejemplo la tarde y su baile de romances envolviendo los anhelos
Anochece en Cauquenes mi transitar y amanece en Huinganes,
Siendo canciones que arrancan de los ciruelos y duraznos,
En sentimental y apacible boga en las faldas del rio que se va.
Y te entiendo como la vida entiende la sencilla razón de existir,
como si el tiempo se detuviera en cada esquina a recordar de dónde viene:
¿de Cauquenes? dime de dónde ¿de Huinganes? tal vez en cortos pasos,
mas de algún lugar del sentimiento provocado que se encarnó en la memoria.
Allá el rio Maule se estremece en la lujuria del agua que besa torrentosa las piedras
más allá los cerros que se esconden bajo la sombra de los pinos,
qué allí no estaban en el alumbrar de mis días de la cuna al andén,
si de la calle floja de luz mortecina con adoquines que dibujaban el pasar.
Vivir, sentir… sentir en un eterno vivir sin tiempo de despojo
tenerlo apropiarse de las estancias que marcaron el caminar de las edades,
en añoradas columnas que salvaguardan todas las remembranzas,
heme aquí, anduve rondando y me quedé un instante bien apetecido.
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