“La cuestión es que estoy como el sabio que quería averiguar qué es la vida y todos, desde altos catedráticos al penúltimo pelotudo, le decían que la vida es un río. Al final me cansé y no quise irme a los Himalayas para que me dijeran lo mismo pero en nepalés o tibetano, porque igual todo me iba a sonar como si me estuvieran chamuyando en chino. Entonces, para cambiar de tema y perdone doctor que salte de una cosa a otra, consulté con una sexóloga para mejorar mis erecciones y orgasmos, durar un poco más, porque una novia joven tiene su intríngulis, usted sabe, y el otro día la cuestión no anduvo bien y ella se me quedó mirando como diciendo, ¿para eso tengo un latín lover? ¿Me está escuchando, doctor?”
El Dr. Murdoch dejó por un momento de mirar el videoclip porno en la pantalla de su laptop, garabateó algo en un formulario y se limitó a responder:
“Tómese una de estas píldoras una o dos horas antes de la copulación; buena suerte”.
“¿Solo una, doctor? ¿No sería mejor cuatro o cinco?”

© Eytán Lasca-Szalit, abril de 2020