- Pídeme lo que quieras-le dijo él.
- Hazme una perdida-contestó ella.

Se refería a una llamada perdida, pero él lo entendió de otra manera. A veces los malentendidos sacan del impasse, pues no había manera de que aquella relación derivara... ( Iba a ponerle predicado, pero lo dejo así).
El caso es que la chica se siguió levantando tarde pero con una sonrisa en la cara. La habían hecho una perdida. Probó con el despertador. Qué duda cabe que una voz humana es más efectiva. Consiste en imaginarla tras los pitidos del aparato telefónico. Suena cuatro o cinco veces y el solo hecho de que alguien se haya tomado tal molestia por ti, es suficiente para levantarse con buen pie. ( Prueben, cedo la patente) Y tal era el motivo originario de "la perdida", pero el muchacho estaba muy influido por la literatura y el cinematógrafo decimonónicos y para él "una perdida" pasaba inevitablemente por...( Iba a poner predicado nuevamente, pero lo omito igual). O mejor no, por la cama; pero de la otra variedad. Es decir, no la de dormir y despertar.
Esto viene también al cuento de que uno tiene problemas con el sueño. Una perdida tampoco me vendría del todo mal.