En este texto no pasa nada. No hay argumento, ni personajes, ni hechos, ni acciones. Hay palabras y oraciones que escritas en forma al parecer coherente quisieran decir algo, pero no lo dicen. No muestran qué sucede, a quién o cómo, ni dónde o por qué. Y es precisamente por eso, porque este texto no pretende confesar ni contar ni quiere que suceda nada. No sé si un amasijo de palabras como el presente, sea capaz de contener algún significado patente u oculto; aquí está nomás, dejando deslizar su verborrea sin sentido, su abigarrado conjunto de palabras que intenta intimidar al contador de historias o al hacedor de versos.
En este texto donde no pasa nada, no hay verdades, pero tampoco mentiras. Las palabras van solamente por ahí marchando amontonadas sin ton ni son, con disfraces y máscaras como si fuera carnaval, buscando esconderse para no trabajar como es su obligación, sirviendo para comunicar ideas o conceptos claros. Así que ya pueden esperar sentados a que en estas líneas acontezca algún evento que asegure que ha valido la pena leerlas, que no han perdido su tiempo en forma miserable, llegando hasta el final.
Je, je, je… me divertí mucho escribiendo esto, aunque valga para maldita la cosa.
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