Siempre muy entusiasmado,
No paraba de pensar,
Como podía llegar,
A manejar una bici.
Su problema era muy simple,
Él podía pedalear,
Él podía respira,
Pero no podía ver.
Igual no perdió esperanza,
De sentir la sensación,
Del viento soplando fuerte,
Sobre su humana misión.
Por eso necesitaba,
Unos ojos que lo guíen,
Y en esa tremenda empresa,
Me eligió como su líder.
Que felicidad tenia,
Esa primera salida,
Con la nieve ya caída,
Salimos a pedalear.
Recuerdo al finalizar,
El pequeño recorrido,
Me abrazo muy efusivo,
Y se sintió complacido.
Hoy el tiempo ha pasado,
Y camino a trascurrido,
No pudiendo olvidar,
La sonrisa de ese amigo. |