Siempre estuviste presente,
Tu lugar fue la cocina,
Donde dabas todo el día,
La vida para tu sangre.
Yo te recuerdo incansable,
Cuidando a eso tres pequeños,
Que travesuras te daban,
Quitándote siempre el sueño.
Eres esa gran guerrera,
Que cargas sobre tus hombros,
Las penas de tu familia,
Pensado siempre en nosotros.
Hoy que el tiempo ha pasado,
Con la vida ya cansada,
Te encontras con la mirada,
De esos hijos ya crecido.
Con la vida encaminada,
Y tus nietos a tu lado,
Espero te den la calma,
Del trabajo realizado.
Delia, mi madre querida,
Que dejaste en mí tu ejemplo,
Hoy espero en estos versos,
Te sientes reconocida.
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