¿VAS A PASAR?

Me quede esperando en el umbral de la puerta, te mire a los ojos y extendí mi mano incitándote a entrar.
Sonreíste y tus curiosas y alegres arrugas que armonizaban tus ojos; demostraban que al sumar los días habíamos vivido más alegrías que tragedias.
Tus ojos, expresivos, alegres y juguetones, con esa chispa misteriosa con la que me miras, y yo en la entrada mirándote con mis ojos de botón de abrigo, curiosos y con hambre, agradables pero con la pregunta en la mirada ¿Vas a pasar?
Me abalance a tu cuello sujetándome con mis brazos te bese y me dijiste, debes invitarme a pasar.
Me miraste como si toda tu vida dependiera de mi sonrisa. -¡Bienvenido a mi casa! ¡Bienvenido a mi vida!; me cargaste y atravesamos el portal.
Sin pensarlo dos veces te vuelvo a invitar a pasar a mi casa y a mi vida, aún sabiendo que eras un vampiro.