La antesala aparece delante de tus pies, sabes que el frío estremece tus huesos, no quieres cruzar pero el reloj se abalanza sobre tu espalda y te hace avanzar hacia lo que tu desearías que fuera el vacío pero el vacío no llega justo en ese momento, el recuerdo te rompe, te sacude hasta el ultimo átomo de tu cuerpo haciéndote retorcer de dolor... paras, piensas, respiras mientras te das cuenta que estás en el día que no debería existir en tu puta vida y lloras y no lo explicas y lloras y de vez en cuando lo explicas y lloras.
8 de mayo esa fecha jodidamente marcada en mi, la fecha que altera mi psique, la fecha que grito desde lo más profundo de mi negra alma, NO QUIERO QUE EXISTAS, SAL SE MI!!!
8 de mayo
Hace mucho, demasiado tiempo, dormía plácidamente en la cama de la persona a la que le dije por primera vez mama, a la que reconocí como mi madre desde la mirada inocente de un niño, ese día mi verdadera madre me despertó, el teléfono sonó y me dio la noticia que me rompió, yo dormía entre las sábanas de mi abuela mientras ella estaba en el hospital, jamás la volvería a ver reír, jamás volvería a oler ese olor que desprendía y me hacía sentir seguro, mientras preparaba su mortaja me resquebrajé, aprendí lo que es romperse en pedazos.
8 de mayo
Ver como se apaga una luz, la luz que iluminaba tu camino, el dedo al que te agarrabas sintiendo su fuerza a cada paso que dabas en la vida era muy duro, la esperanza de que mi padre volviera a salir del hospital y poder dar esos últimos paseos en el que su dedo, el dedo al cual me sujetaba con fuerza, y que ahora era yo empujando una silla de ruedas mientras él llevaba el oxígeno conectado. No quería seguir rompiéndome, no quería que él se rompiera, me rompí, se rompió.
Recuerdo pasar las noches turnandome con mi madre, recuerdo que ese puto día, ese día, ese puto 8 de mayo mi madre me sustituyó para irme a casa, para descansar, para seguir...
Nada más llegar a casa, otra vez, la llamada, mismos interlocutores, mismas noticias, comenzaba a apagarse, comenzaba a desaparecer y volví a esparcirme en millones de piezas de un puzle imposible de ensamblar.
Mi padre aguantó las suficientes horas para no coincidir, en su último suspiro, en la última exhalación que damos en este puto mundo para dejar una marca diferente en mis pedazos.
Hoy es 8 de mayo, odio las llamadas este puto día, hoy no debería existir.
Fin del pensamiento de una persona con miedo oculto. |