-Y estabas ahí en una esquina reclamándome mis defectos, culpándome por todo lo mal que te ha tratado este mundo.Yo no dije nada, baje la mirada y me abofeteaste.
De vez en cuando le pregunto al cielo por ti, pero el es sabio y solamente guarda silencio, quizás no todos merecen una segunda oportunidad, ciertamente esto me destroza el corazón pero he destrozado tantos que suena ridículo el tratar de emparejar la balanza.
Ha pasado mucho tiempo mi querida Rosa y no puedo decir que sea algún tipo de ángel redimido, quizás y solo quizás en lo único que me he convertido ha sido en una especie de monstruo arrepentido.