Ese tipo que se relaciona con los científicos y más estrechamente con los físicos, ese tipo que nos dominaba a todos; de carácter huidizo y reservado, insustancial y dominante, está dejándose ver un poco últimamente. Ha cambiado de carácter mucho; de ser escurridizo y muy anónimo, se encuentra a un paso de dejarse tocar con las mismas manos. Se ha expandido y ha ganado densidad y también peso.
Abunda ahora. Es otro, y se prodiga por todos los espacios, emerge, llena la casa.
Perdió sus prisas, se ha vuelto pausado, así como si se hubiese sentado en un banco de algún parque y fumara puros interminables. Pareciera que ahora se complace en saborearlo todo. Está más maduro aunque no anciano, pero dudo si usa bastón al dar los pasos, y por eso, su ritmo es tan pausado.
Por su parte, el reloj, que no sé bien la relación que les une, se sigue utilizando por la gente. Yo misma, que antes nunca lo llevaba puesto en casa, ahora sí a veces, para no perderme, a modo de brújula interna. El reloj que digo parece una sempiterna parturienta porque no cesa de parir horas. Que no son sus hijas sin embargo, solo un código que hace mucho tiempo se impuso a la humanidad. Pare sus horas lentamente y sin dolor.
Y yo a veces deseo tener sueño aunque no toque, porque la biología dice que tiene suficiente. También a veces quiero que se repita el momento del café grande en taza grande.
Cuando, aun con mucha paciencia, pero con libertad, le susurro al tiempo que es muy lento, y no sé si lo toma como un cumplido o como un reproche, ni yo misma sé la intención, él, por respuesta me pone en las manos objetivos del pasado para que les saque brillo, como a los objetos dorados de cierto valor, como a los trofeos que no están expuestos. Y me saca una sonrisa. Y no conforme con esto, que no es poco, me paro a pensar que tiene que explosionar por los suelo, a cada pocos metros, encendiendo bengalas, quitándoles la herrumbre a sus destellos. Le mando que sea emergente continuo de ideas renovadoras, trabajador activo en una especie de mina vital que tiene semioculto aún mucho por dentro, mina, pasado, examen, de túneles de tierra seca y, sí, tierra caducada a día de hoy, aunque se la oiga gemir todavía; pero que elige venirse arriba, a la superficie.
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