Era la hora más oscura de la noche, como cuando no te atreves a caminar solo, y peor, en calles que nunca conoces y aún más peor, en absoluto silencio.
Pero, ahí estaba yo. No podría decir cómo llegué ahí, pero desgraciadamente lo estaba. Entonces decidí detenerme debajo de un techo, era de aproximadamente un metro sobre la acera de una vivienda. Tampoco era tan terrible pensé, había algunos postes de luz, y la luz de aquella blanca casa. No debía sentir miedo de nada, decía dentro de mí. Sin embargo, una extraña sensación me anunció todo lo contrario.
Sin querer dirigí la mirada hacia aquel el nocturno y despejado cielo. Entonces observé algo. Era una luz diferente, con un brillo sobrenatural, una especie de esfera que flotaba quieta, a cientos de metros en aquel oscuro cielo. Mis ojos se quedaron hipnotizados, mientras que a la vez sentía que mi cuerpo estaba paralizado, y aunque inmediatamente desvié la mirada, empecé a sentir su presencia sobre mí, cada vez más fuerte, como si esa luz me presionara contra ella.
En ese momento, miré alrededor mío, hacia aquella casa. Me di cuenta que había personas allí, lo sé porque noté que había movimiento ahí dentro. Sin embargo, mi temor fue cada vez peor al darme cuenta que no podía hablarles, pues por más que lo intentaba, no podía siquiera gritar. Me invadió totalmente el miedo. Y entonces volví a ver hacia ese objeto. Ese fue mi error, y mi horror, porque la esfera empezó a hacerse más y más grande. Se estaba acercando. Me hundí en la desesperación, ante mi miserable situación y quise desaparecer. Fue inútil. Estaba atrapado y a punto de ver a ese ente a la cara.
Al final, vi una luz, más natural que la anterior, pero más reconfortante. Era la luz de la mañana. – Fue solo una pesadilla. Malditos programas de ovnis. – dije.
Salí a ver el reconfortante cielo del día. Y aunque sabía que fue solo un sueño, el miedo aún seguía allí.
Song:
Hanne Hukkelberg - The Pirate |