Hoy he hecho tarde, he pausado un poco el ritmo que me marcaba diariamente, ayer como cada día llegué a casa tarde y mientras me vestía con ropa limpia antes de entrar en el comedor me miré al espejo, cruce mi mirada conmigo mismo y Levanté la mano hacía mi reflejo hasta que la punta de mis dedos se juntaron con el otro lado, como si yo fuera sol, un sol apunto de convertirse en súper nova y desaparecer, delante de mi el brillo de una luna reflectante.
El tacto fué frío, muy frío.
Creo que descubrí dentro de mi la Soledad.
Y recordé algo que escribí hace tiempo...
El frío puede rodear mis brazos, mi cuerpo, pero queda distante de mí.
Demasiadas palabras, ruidos, demasiados recuerdos de un día que nadie vivió.
Una leve sonrisa surge mientras una anciana recompone un ramo de rosas, pétalo a pétalo, mientras el viento se las lleva.
-Juro por dios que no volveré a pasar hambre-
Se escuchó una vez de alguien bajo un árbol, sin darse cuenta que la tierra que pisaba no había sido labrada por nadie de su estirpe,
Pero como siempre, la frase queda retenida y el sufrimiento en el olvido.
Mientras exista el frío, el tiempo pasará despacio como los personajes que conviven dentro de mi cabeza y que gozan de su momento único para dejar huella dentro de mi razón o de mi locura.
Fin del pensamiento de una persona con miedo oculto. |