Comienzo la reflexión del día, tengo rabia, sigo sin entender cosas que se vuelven repetitivas cada día y que me he prometido a mi mismo denunciar a quien sea. No puede ser que uno de los eslabones de un equipo sea reforzado como lo esta siendo, están mandando gente sin ninguna experiencia al frente y eso no es justo para ellos, ayer un pedazo de tio con una aptitud mayúscula se enfrentó por primera vez a lo que nosotros ya acostumbrados por el tiempo nos cuesta y repito no es justo, es tal mi malestar que no tengo ganas de hablar de lo que pasó ayer, así que me voy, me evado, mi mente se va y os explicaré de forma onírica y con paños mojados lo que esta siendo esto...
El sol encima de mi cabeza, hacía que se derritiera la suela de mis zapatos sobre el asfalto,
Eran las 12 del mediodía y el aire estaba tan caliente que no podía ni respirar, sentía como me ardían los pulmones cada vez que una bocanada de aire entraba por mi boca,
El calor sobre mi espalda enrojecía mi piel pálida y la erosionaba, mis ojos medio cerrados para evitar que la luz del sol quemase mis retinas, y los labios secos y cortados por la falta de líquido, hacía que mi camino fuera aun más duro,
A lo lejos pude ver una roca que sobresalía sobre la inmensidad del desierto que cruzaba y me abalancé hacia ella con las fuerzas que me quedaban, al llegar a la sombra, sentí tal alivio que perdí la noción del tiempo y caí en un sueño profundo.
Al despertar, la noche había invadido el terreno al día, una luna brillante Lucía en lo más alto del cielo, miles de estrellas reinaban en la oscuridad, me sentí aliviado y continué la marcha.
La necesidad de encontrar agua me urgía cada paso que daba más y más, sabía que si no encontraba agua antes del amanecer no sobreviviría al día siguiente, y una gran ansiedad entró en mi interior, a lo lejos divisé unos cactus, al instante recordé que los cactus almacenaban gran cantidad de agua dentro de si mismos y me encaminé hacía ellos, saqué una navaja que llevaba en la mochila y corté lentamente un brazo de aquella aparición milagrosa en forma de planta erizada, sacie mi sed y de mi desapareció la ansiedad, ahora solo debía encontrar el rumbo correcto,
Miré el cielo estrellado y situé el norte gracias a la estrella polar, sabía que al norte del desierto estaba el poblado al que me dirigía, y comencé de nuevo el camino, con mejor humor que hacia unas horas,
Justo cuando comenzó a salir el sol, vi aparecer en el horizonte el poblado al cual me dirigía, corrí como un niño que ha visto un juguete maravilloso y que esta alejado de su posición, a la media hora llegué y al llegar todo el cansancio acumulado del viaje cayó sobre mis hombros, pero ya nada importaba había llegado y era el hombre más feliz del mundo, lo había conseguido por fin, me senté en un banco, descanse unos instante, giré sobre mi mismo y me marché en busca de algo que me llamaba de lejos, mi camino continuaba sin fin, sin destino aparente pero seguro de encontrarlo...
Fin del pensamiento de una persona con miedo oculto. |