ADAGIO
Lo siento en el viento cada vez que respiro profundamente
Envolviéndome sutilmente cual talar en frescas armonías
Viajantes en el espacio del esperar tus pensamientos,
Vagabundos del amor bajo los árboles invernales de húmedo verde
Los senderos transitan entre los recovecos que deja la niebla
Que se deja caer tras unos besos furtivos en la esquina terracota.
Estar así en la ribera del peñasco con los brazos abiertos
Escuchando las campanadas que producen entre sí la caricia de las hojas;
Un adagio ciñe nuestros cuerpos subiéndonos al altar mayor
Tomándonos el tiempo para que un soplo nos lleve en su trova carmín,
A las profundidades del misterioso escaldar de dos gotas que fundidas
Trazan al aire una sola voz del canto supremo.
Aquí voy en el viento a avenirme con tu pensamiento perenne,
Soslayando los abismos tejidos en el sudario de la aurora
Cada vez que la luna no se hace presente corriendo a esconderse,
En el silbido de los bosques de astros musgosos en donde nuestros pasos
Imprimen las huellas de una pasión monástica.
Miles de violines y cientos de clarinetes nos esperan
Para marchar juntos en coros áureos por los céfiros transparentes,
En perfecta sinfonía en donde los relojes no cimbran sus manecillas
Que nos podrían arrebatar este sol sin calendarios.