Tiempos de cuarentena y del Covid 19 en el Mundo. Carlos Machado, el modelo top paraguayo, de gran trayectoria en Europa, mucho problema no se hizo, porque cuando estalló todo, el estaba en París, y se quedó haciendo la cuarentena en la capital francesa, en un departamento, sobre la avenida Kleber, de un lado el Arco del Triunfo, del otro lado la Torre Eiffel.
Una tarde, Carlos recibió el llamado de una amiga suya, llamada Krystel, venezolana de nacimiento, francesa por adopción, que se encontraba cerca.
- Dale, venite, pasa, así hacemos gimnasia juntos, y lo subimos a Instagram – le dijo Carlos.
Y eso ocurrió, rato despues Krystel (@lostmeier en las redes), estaba en el departamento de Carlos, haciendo gimnasia juntos, con la música bien alta, divirtiéndose, pasándola bien, un rato de alegría en medio de la pandemia.
- ¿Sabes una cosa, Carlos? – le confesó Krystel cuando terminaron con el ejercicio – Siempre fuimos buenos amigos, pero siempre desee tener algo con vos, muchos rumorean que sos gay, por eso, nunca me atreví.
- ¿Yo gay? – dijo Carlos – Ja, ja, ja, me gusta el sexo en todas sus formas, si tengo que coger con una chica, lo hago, si tengo que coger con un chico, lo hago, si tengo que cogerme un Queso, ja, ja, lo hago, y sí vos queres, lo hacemos.
- ¿Coger un Queso? ¿Cómo es eso?
- Es así, quizás te guste.
Krystel quedó en el piso, y Carlos le puso los pies encima, el olor a Queso era impresionante, muy fuerte, muy intenso, apestante, asfixiante, Krystel se los olió, chupó, lamió, besó, una y otra vez, con fuerza, con intensidad, el le puso un Queso en el culo, a Krystel le gustó mucho.
- ¿Ves? Así se coge con un Queso. Ya te penetró el Queso, ahora te penetró yo, Krystel.
Y ahí la cogió el mismo, ya no con el Queso, y el disfrute fue algo sublime para todos, maravilloso, magnifico, goce a toda orquesta, la pasaron de maravillas, pipi cucu, como dirían los franceses, porque estaban en Francia, no nos olvidemos.
- ¿Y te gusto? – le preguntó Carlos a su amiga.
- Me encantó Carlos – le dijo Krystel.
- Falta lo mejor – dijo Carlos, mientras agarraba el cuchillo, sin que Krystel se diera cuenta.
- ¿Qué puede ser mejor que esto?
- Esto – y Carlos, con guantes negros, se tiró encima de la chica, cuchillo en mano.
- ¡Noooooooooooooooo! – gritó de terror Krystel mientras recibía la primera cuchillada.
Fueron 98 puñaladas, quizás un homenaje que Carlos quiso hacerle a Francia, que ganó su primer mundial, cuando fue local, en 1998.
- Queso – dijo Carlos Machado al tirar el Queso sobre el cadáver de su víctima.
El asesino guardó el cadáver de su víctima en una bolsa de dormir, Queso incluído, y aprovechando la cuarentena, de madrugada, sin que nadie lo viera, fue hasta el Sena y ahí tiró el cadáver de Krystel, que se fue flotando río abajo. Nadie lo descubrió, se perdió ahí, en medio de la campiña francesa. Crónicas de un asesinato cometido en la pandemia.
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