Este texto es una recreación poética a partir de las reflexiones de Eileen Power y José D, Asunção Barros sobre otras posibles interpretaciones del origen y función del Amor Cortés Medieval.

Opus 1: la voz que silencia

Infame aquel que te dio la voz
sin siquiera dejarte una vez hablar,
indigno aquel que dice sin saber,
verdades dicta que otros han de creer,
condenados a falaciosos dogmas.

Y fue aquel que menos te conoce
el que primero te maculó, te difamó,
te convirtió en tentadora suprema
y te degradó a serlo todo menos tú,
sin que nada te fuese reconocido.


Opus 2: El galante retrato

Ángel de tan delicadas manos,
sublime efigie de amor y de bondad,
entre el sueño y la idealización,
una hiperbólica virtud sin reflejo,
decorada con excelsos epítetos.

Lisonja para un sueño que no despierta,
ilusión perenne y distorsionada imagen,
onírico alimento para un alma noble
que se reinventa en inusitada delicadeza
para el beneplácito de su doliente fenhedor.


Opus 3: El pintor y la musa

En la dualidad de tu forjada caricatura,
de la Eva traidora que nos condena
a la Ave, sumisa madre del mundo,
no hay más lugar para ti en tu retrato,

La letrada voz que te recrea mal te conoce,
la luz que te incendia no ha de tener madre,
calculado desprecio por una injusta causa,
Indolente mirada por un mezquino mandato
que mengua a aquella que un día te creó.


Opus 4: La baja nobleza

Por tu noble pérdida más pierden otras
y sí de tu ahora baja lira tanto pudiese,
no pondrías tu poesía a tan vil servicio,
vasallaje de dos caras por una honra
que daña a quien más devotas tu pasión.

Endiosas a tu dama para tu propia jactancia,
en el espejo invertido de un hedonista proceder,
cortesano sin corte que cantas altanero, jovial,
sólo quieres volver a tu honorable cúspide
y dejar otra vez en su celda a quien te amó.


Opus 5: La dama que (le) sirve al caballero

El deseo del más desdeñoso desdén
y la irracional entrega al mutuo silencio,
el penitente lamento por una domina
que se guarda en doliente corazón,
que se ama con insana devoción.

Ángel para tu propio perfeccionamiento,
vasallaje servil para encubrir un sueño feudal,
instrumento cortés para llegar a tu señor,
el deseo es el camino para alcanzar tu deseo,
perversa autor redención en el apenado canto.

Opus 6: Luz sin sombra

Indecisa sombra para un objeto sin sujeto
para el más alto y refinado proceder,
ritual para una necesaria imagen votiva
que se engalana para el homenaje
y se desprecia en las entrelíneas.

Metafórica rosa que sufre por amor,
feudalismo galante, etéreo pedestal
para una venerada dama ensombrecida
que vive para y por, sin vivir en ella,
al margen de su propio protagonismo

Opus 7: Mensaje cifrado

La rica ornamentación de tus palabras
esconde bien la inquina de tu discurso,
velada aversión vestida de sublime querer
que primero muestra la fragante rosa
y después denuncia sus espinas hirientes.

Misógina visión; burguesa y goliardesca parodia
para solaz divertimento de la voz ausente,
que se burla de la burla, que calla y otorga,
que se omite y acepta la razón de la sinrazón.

Opus 8: María de todas las Marías

María flor, María virgen, María madre,
elevada y omnipresente imagen festiva,
espejo del amor que es opaco para ti,
prefieres ser mundana con los pies en la tierra,
señora mortal sin pedestal ni corona.

Sirves a una causa que no es la tuya,
relevancia ajena, madre de Dios,
entre la teoría, la ley y la realidad,
la imagen podría ser alguna vez tú retrato
sí fuésemos capaces de verte un día a ti misma.