COMO BESAN LOS QUE SIENTEN…
Cuando la tarde dibuja largas sombras en la calle
a diez minutos tan solo está su puerta esperando,
con el cariño de un beso la despido hasta mañana
y ella me dice: “te quiero, eres mi amigo del alma”
mientras yo miro su boca y en silencio le reclamo
que algún día se equivoque y sin más...
diga “te amo”.
De su escritorio hasta el mío hay dos metros de distancia,
donde queda a mi merced ocho horas, casi nada;
cuando levanta la vista se cruzan nuestras miradas,
sus ojos miran y ríen, los míos...
miran y callan.
Nuestro descanso, a la una, nos ve escapar a la plaza,
media hora miserable mi corazón la agasaja;
“Tu eres mi amigo” me dice, “el que me entiende y me calma,
el que cuando siento frío me abriga...
con sus palabras”.
Me cuenta todas sus cosas ¿Cómo podría no escucharlas?
si alguna pena la hiere mi ser entero desangra.
Cada tanto me pregunta porque es que no tengo novia,
“Acaso no te das cuenta cómo te miran las chicas,
eres tan lindo... y tus ojos… se mueren por tu sonrisa”,
y yo la miro y me río, por Dios que no entiendo nada.
Tan solo por darle celos hasta inventé una conquista,
ella saltó de alegría, estaba como colmada.
Ayer Lunes me ha contado que discutió con su novio
porque él no sabe entregarle el cariño...
que ella espera
y se pasa todo el tiempo sin escucharla siquiera
del modo en que yo lo hago, del modo...
que ella quisiera.
De tarde, yendo a su casa cuando las sombras se alargan
le dije: “Mira que cosa, pero que cosa tan rara,
tú que dejaste a tu novio, y yo, que me he enamorado
ahora preciso tu ayuda, yo que nunca pido nada,
necesito que me enseñes como besan los que sienten
un amor puro y sin límites porque nunca...
así he besado”,
la tomé por la cintura, la acerqué muy dulcemente,
su boca quedó esperando de mi boca la llegada
y nuestro beso infinito se enredó en la madrugada.
Hoy cuando entró en la oficina, muy temprano...
en la mañana,
me besó, dijo “Te amo” y que no ha dormido nada.
Recién, se acercó a mi lado, dejó un papel en mi mano,
la miré mientras lo abría, una lágrima escapaba
de su mirada nublada y del papel las palabras:
“Te amaba, te estoy amando, te amaré ...
toda mi vida”.
|