He visto la muerte joven, la muerte vieja
La muerte fresca, la muerte añeja
En este ciclo atroz, que nunca cesa.


Te doy gracias Señor, por mi pasado
La alegría, el dolor y la tristeza
Los obstáculos en mi andar, que he superado.


Así fue que entendí, que en la jornada
Sin vivir el ahora intensamente
Lo que será y lo que fue, no importan nada.


El dolor no se olvida, se hace añoranza
Que la tormenta, aunque demore, siempre termina
Y renace con el sol, nuestra esperanza.


Que el sabor de la vida, a veces dulce, otras amargo
Debemos paladear, sin cuestionarlo.


Porque estamos aquí y ahora, con los que amamos
Debemos agradecer al tiempo incierto
Que nos permite entender, en qué fallamos.


Por lo que pude aprender, vivo tranquilo
Que tú siempre Señor, estás conmigo.


Y te pido mi Dios, me permitas volver; alma sencilla
Una vez que por fin todo esto pase
Como aquél que forjaste, de simple arcilla.


© migueltr@yahoo.com Monterrey, México Abril 2020