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Yo ya sabía que hay mujeres que parecen más interesantes con unas sutiles ojeras o que hay hombres más atractivos con su barbita de tres días. Lo que nunca sospeché es que hubiera gente a la que le sentara tan bien una pandemia. No hablo del look pijamero, no, que eso no levanta ni George Cloney. Me refiero a lo que cambian para bien algunas personas en las relaciones digitales. Son la bestia en persona y la bella por whatapps. Me encanta descubrir estos días como algunos de estos monstruos toscos y huraños en el cara a cara se vuelven dulces y cariñosos en la distancia. Me gusta imaginarles perdiendo sus duras escamas y creciendo en su confinamiento igual que esas semillas de pino que necesitan un incendio para germinar. Ojalá que el encierro dure lo suficiente y ese cambio de personalidad se haga irreversible, pero si no, si al pisar la calle se vuelven a convertir en Mr Hyde. No todo está perdido, porque yo ya sé que dentro late una semilla. Y aunque nos alejemos, es casi seguro que nos volveremos a encontrar en la siguiente pandemia, en el penúltimo bar o en el próximo incendio. |
Texto agregado el 21-04-2020, y leído por 92
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Lectores Opinan |
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22-04-2020 |
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Es normal la paja de las primeras líneas en escritores amateurs, tú la tienes. Sin esa primera línea tú texto comenzaría con más fuerza (y creo que no es necesario explicar eso de, fuerza): "Nunca sospeché que hubiera gente a la que le sentara tan bien una pandemia. Y no hablo del look pijamero, esas sutiles ojeras, o la barbita de tres días...". Revisa el uso excesivo de la palabra "que", tan solo con ese inicio ya me cargué cinco de ellas. eRRe |
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